Siguiendo las instrucciones de la señora vicepresidenta del Gobierno, y para evitar que alguien pudiera pensara que tras ello había la más mínima intención de sacar partida electoral, la cosa se hizo con todo sigilo y sin que la Sexta televisara los ensayos previos durante más de una semana, ni la cobertura de la imparcial TVE, en el evento. Tan es así que hasta a los propios familiares del muerto se les impidió sacar fotos o vídeos del acontecimiento, por lo que es posible que ustedes no se hayan enterado, pero lo cierto es que por fin se reparó una afrenta: se cumplió la última voluntad de Franco, y el dictador voló de Cuelgamuros a Mingorrubio, para descansar eternamente al lado de los suyos. Lo que incumplió su primer albacea, Arias Navarro, tuvo que afrontarlo el segundo, don Pedro Sánchez. ¡Cómo no va a ser el líder mejor valorado!