Tras 14 años al frente de la República de Bolivia, Evo Morales, acaudalado terrateniente, primer presidente indígena de un país de fuertes turbulencias políticas -más de 170 golpes de Estado en algo más de siglo y medio de existencia- ha huido a México, tras haber sorteado la negativa de sobrevolar el espacio aéreo de la región meridional de América. Evo Morales huyó tras pretender un pucherazo en las recientes elecciones. Fue un presidente pintoresco que, con su cocaví a cuestas y sus "nacionalizaciones inteligentes", se había convertido en un eslabón de la cadena chavista. De un lado, invocaba la ternura de los desposeídos y, de otro, nos recordaba a los españoles la leyenda negra. Basándose en el control del gas y de las riquezas de estaño, impuso una serie de medidas económicas que generaron un crecimiento anual del 4,9% y dio voz a las comunidades indígenas. Pronto se involucró en el "caudillismo", surgió la corrupción, el abuso de poder y otros desmanes, que culminaron a contravenir al Tribunal Supremo que consideró fraudulentas las últimas elecciones. Las fuerzas armadas le obligaron a dimitir y, finalmente, temeroso de su seguridad, huyó a México, acompañado de su vicepresidente y de la titular de Sanidad. Bolivia, uno de los países más atrasados de América, está encajonada, sin salida al mar, desde 1879, al perder la guerra del Pacífico con Chile. Se caracteriza por esta razón por su nacionalismo antichileno; sus grandes intereses cocacoleros están agudizados por la incuria campesina, que ha desembocado en proyectos revolucionarios, el más importante impulsado por el indigenista Felipe Quispe, al que se incorporó Evo Morales como líder del Movimiento al Socialismo (MAS) hace 20 años. Bolivia vive de nuevo en la incertidumbre. Contaba Agustín de Foxá que un amigo suyo, en una visita a La Paz, preguntaba a un aborigen boliviano, taciturno, que tomaba el sol, ¿qué haces? "Estoy tristeando", le respondió. Ojalá se cumplan, para los bolivianos, las proclamas de su himno nacional "que los hados le sean propicios".

Ha asumido interinamente la presidencia de Bolivia la senadora de la oposición Jeanine Áñez, cuya primera medida era destituir a la cúpula militar. Jeanine es la segunda mujer que ocupa la presidencia boliviana. Con anterioridad lo hizo (1979-1980) Lidia Gueiler que convocó inmediatamente elecciones. Lidia Gueiler era prima hermana de Raquel Welch.