El viernes 6 festejaré la CE, con una especial consideración del art.27 en su apartado 3 dedicado a la ministra de Educación en funciones, que dice: "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones". Aún siguen más prescripciones del art 27, hasta 10, todas ellas muy jugosas.

El sábado 7, escondido entre los dos grandes pedestales conmemorativos del 6 y el 8, pasaría por ser un día gris y encogido, pero no en mi caso que es jornada notable pues se trata del gozoso cumpleaños, el 85 de mi hermana Lita, con una celebración familiar que reunirá en Madrid a ya no sé a cuántos miembros.

Y el domingo 8 es la fiesta de la Inmaculada Concepción. Aparte de las solemnidades que haya en el cielo, donde está la Virgen Santísima en cuerpo y alma, y donde lo celebrarán celestialmente, y de efemérides como ser la patrona de la Infantería española, es el final de la novena que vengo rezando desde el 30 de noviembre, día que viene ser como la traca final de unos fuegos artificiales, pero muy íntimos y permanentes en este caso.