Así es porque leo que Miguel Delibes nació en 1920, y de este admirado escritor vallisoletano me entero de sus andanzas ciclistas ya que para ver a su novia en los veranos iba en bici los 94 kilómetros que hay desde Molledo (Cantabria) a Sedano (Burgos) donde veraneaba Ángeles de Castro, su gran amor y futura esposa. Yo revivo con simpleza que El Norte de Castilla, periódico centenario de Valladolid, en el que curtió Delibes y acabó siendo su director, hacía esquina con Duque de la Victoria, calle donde yo viví por años, y saber que Delibes le dio fuerte al pedal me aproxima más a su figura sólo en eso, y en la dedicación a la prensa, porque durante todo el Bachillerato, con frío y calor, entre lluvias y nieblas, pasaba yo por la fachada del diario también en bicicleta para ir al colegio situado a mitad del Paseo de Zorrilla. ¡Cuántas correrías ciclistas en pandilla habré acumulado! En esos años, y siendo la capital castellana plana como la palma de la mano, sin grandes cuestas, todo el mundo iba en bici, hasta las monjas con sus hábitos y los lecheros con sus cántaras. También Delibes iba en bici al periódico.