El vecindario de los ayuntamientos coruñeses, O Pino y Touro, han recibido, querida Laila, una muy buena noticia: La Xunta ha rechazado el proyecto de reabrir y ampliar la mina de Touro para extraer cobre.

El proyecto había sido presentado por la empresa Cobre San Rafael, de la que forman parte Explotaciones Gallegas y Atalaya Mining, de capital chino y canadiense. Querían reabrir la vieja mina y ampliar la explotación a un área que llegaría a afectar directamente a los ayuntamientos de Touro, O Pino, Santiago y Boqueixón.

Los vecinos conocían bien los efectos de este tipo de minería porque la mina había estado activa entre los años 1970 y 1986, generando un deterioro medioambiental y una contaminación del entorno que, aún hoy, no ha sido superada. Todo esto explica que saltara la alarma en cuanto el DOG, del 25 de agosto de 2017, publicó la resolución que sometía a información pública el proyecto de reapertura de la mina y de su ampliación.

Alarma, querida, es el grito castrense de "¡a las armas!": ese llamamiento a organizar la defensa ante un peligro inmediato y que supone la movilización y la lucha para la defensa de ti mismo, de los tuyos y de lo tuyo. La alarma ante la apertura próxima de la mina fue lo que impulsó la auto-organización inmediata de los vecinos en la Plataforma Veciñal Mina Touro-O Pino Non, que jugó un papel decisivo en manifestar la oposición a la mina. Oposición por cierto, siempre muy bien razonada y argumentada técnica y políticamente. La movilización vecinal de O Pino y Touro pronto captó el interés y la solidaridad de organizaciones ecologistas, de asociaciones de afectados, como la de la Ría de Arousa muy directamente perjudicada, de partidos políticos y de muchas personas sensibles ante este tipo de agresiones. Muestra de todo esto fue la gran manifestación de Santiago, que colmó el Obradoiro en junio de 2018, o el apoyo oficial de 45 ayuntamientos y dos diputaciones, de todos los colores políticos. Es significativo que precisamente las corporaciones de O Pino y Touro, nunca rechazaran la reapertura de la mina, pero sus alcaldes sí se sentaran a la mesa con la empresa, arropándola, el día que esta trató de justificar su proyecto ante el vecindario.

Hoy puede decirse que fueron muchos los vecinos que participaron en las acciones y se hicieron eco de los llamamientos de la Plataforma, muchos más los que, no pudiendo participar por lo que fuese, vieron con simpatía y apoyaron las movilizaciones y una inmensa mayoría los que respiraron aliviados y se alegraron con la denegación del proyecto. Hay quien piensa y dice que la proximidad de las elecciones fue factor decisivo para la decisión de la Xunta. Es posible pero, aún así, es obvio que la movilización social y vecinal, dada la envergadura que alcanzó, impulsaría y facilitaría la presunta decisión electoralista de la Xunta, en este caso acertada y positiva.

Da cuenta, querida, de la madurez vecinal el hecho de que, en medio de la alegría colectiva, lo primero que decide la Plataforma Mina Touro-O Pino Non sea convocar un acto público para analizar la situación, valorar los efectos negativos que la mina cerrada sigue causando y prever la posibilidad de que se intente de nuevo su reapertura. En este encuentro, previsto para el sábado próximo, intervendrán representantes de la plataforma y también expertos y dirigentes de asociaciones que participaron en la movilización.

Es decir, que un vecindario maduro se alegra y celebra un éxito, al tiempo que sabe pasar de la alarma a la alerta con racionalidad, prudencia y cautela. Porque, querida, con la ambigüedad normativa vigente en estas materias, siempre es posible la recidiva de este tumor maligno.

Un beso

Andrés