Sí, quizá ustedes tampoco se lo crean, como yo. Pero es cierto, el tiempo ha ido pasando y nos saludamos en este día, que es ya el primero del mes de agosto. Ese prometedor verano, que hace nada esbozaba tímidamente su entrada entre discusiones sobre si se iban a permitir o no las hogueras, ha crecido y madurado y, a poco que nos descuidemos, hará mutis por el foro. Y es que, lo diré una vez más, el tiempo vuela. ¡Vaya si lo hace!

Y en medio de todo esto una actualidad mucho más convulsa que de costumbre, a partir de la herencia dejada por la primera y dura entrada del coronavirus SARS-CoV-2. Ya no solo en términos de salud pública, sobre todo, sino también a partir de sus derivadas económicas, sociales y hasta deportivas, ya ven ustedes. Un tema complejo, ante el cual no acabamos de acertar como grupo humano organizado. Habrá que seguir capeando el temporal durante un tiempo...

Propias de esta estación son las llamadas "serpientes de verano". Ya saben, esas noticias irrelevantes o sorprendentes que se deslizan en programas de entretenimiento y medios de comunicación durante el estío, seguramente porque en este tiempo es más difícil llenar los pliegos de papel o el tiempo de radio o televisión, cuando pocas cosas pasan. Obviamente, este difícil año esto no es así, y ya sería bueno que hubiese menos cosas que contar. Pero, a tenor del nivel discursivo de determinadas cosas que se descuelgan a partir de la trepidante actualidad, a veces es difícil discernir si alguna en concreto no será, sobre todo, una de esas serpientes de verano...

El anuncio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Sra. Díaz Ayuso, relativo al carné Covid, me pareció una de ellas. Y es que tuve ocasión de escuchar sus declaraciones sobre la puesta en marcha de dicho carné antes de que su vicepresidente, Sr. Aguado, así como otras instancias vinculadas a dicha Comunidad, lo desmintiesen, reconduciesen o dulcificasen. Aclarado quedó todo, entonces. Pero... ¿cómo es posible que una responsable pública de primer nivel, ya sé que ávida de canutazos y protagonismo mediático, pero se supone que con un cierto criterio, diga esto y se quede tan tranquila?

El carné Covid es una soberana tontería. En primer lugar porque la situación serológica de una persona es dinámica, y más en esta patología, en la que los técnicos competentes aún no tienen claro cuál es el nivel de inmunidad futura, una vez acaecido y superado el hecho clínico agudo. En segundo lugar, porque si no has tenido contacto previo con el virus (serología IgG negativa) y el resultado de tu PCR es negativa, mañana mismo te podrías contagiar y ser positiva. Dicho de otra forma, que no estés contagiado y nunca hayas tenido contacto con el virus en un momento dado no significa que en otro no lo puedas estar, independientemente de lo que exprese un documento. En tercer lugar, porque una PCR positiva puede producirse por la existencia de restos de material vírico, siendo preceptivos otros análisis y un criterio facultativo para determinar el nivel real de enfermedad e infectabilidad. Y en cuarto lugar, tampoco la persona que supera la enfermedad y mantenga una cierta inmunidad específica puede comportarse como le dé la gana, vistas las pocas evidencias actuales sobre la enfermedad. Muchas de las medidas profilácticas van orientadas a que la persona no sea vector de la misma en un sentido amplio, no solamente a partir de lo exhalado por la respiración. Por eso es importante que todos actuemos con la mayor diligencia, prudencia y mimo para no contagiar a los demás y, consecuentemente, que ellos tampoco a nosotros, sin crear guetos de buenos y malos en clave Covid. Aunque yo hubiese superado la enfermedad y llevase en mi bolsillo un reluciente c arné Covi, podría seguir siendo un vector activo de la misma, vía manipulación de objetos convertidos en fómites por contaminación cruzada.

Es por todo eso, y seguramente por más razones, que no tiene sentido tal dislate, que supuso la ración diaria de minutos de gloria para una determinada responsable política, pero que solamente aportó más confusión y ruido del que ya hay. El carné Covid no es científico, ni oportuno ni, seguramente también, ético. Podría ser, en cambio, una coladera que implicase contagios por relajación de medidas universalmente necesarias, y una discriminación de las personas -positiva o negativa- sin demasiado fundamento. No es el tiempo de las ocurrencias. Y menos de las gestadas desde lo público, donde todo debería ser suma de esfuerzos para llevar las cosas de la mejor forma posible, lo cual implica coordinación y criterio. Esto es, sin bandazos y sin salidas de tiesto que dan para poco más que una rueda de prensa.

En fin, que siga el verano. Yo sigo tomándomelo de una forma muy restrictiva, porque insisto en que la suma de renuncias personales está la virtud que nos ayudará, al menos hasta que existan un abordaje terapéutico efectivo y una vacuna, a que esto no acabe de despendolársenos del todo. Y aún así...

Cuídense. Ese es el camino. Ya saben, a todos y a todas nos va la vida en ello.