Sin duda, la abogacía de A Coruña está viviendo unos días tristes. Tras el fallecimiento de José Manuel Liaño Flores la semana pasada, este miércoles conocimos la noticia del fallecimiento de César Torres Díaz, quien fue decano del Colegio de Abogados de A Coruña entre los años 1998 y 2004. Previamente había ocupado cargos en diferentes Juntas de Gobierno de la institución, por lo que poseía un gran conocimiento de la actividad colegial.

César Torres Díaz fue un gran abogado. Fundó el despacho Torres Díaz hace más de 50 años y a día de hoy sigue siendo una referencia tanto en A Coruña como en Galicia. Académico numerario de la Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación, también fue vicepresidente de la Mutualidad de la Abogacía y su labor como decano fue majestuosa.

Entre César Torres Díaz y yo ha habido dos decanos en el Colegio de Abogados, Jesús Varela Fraga y Antonio Platas Tasende. Y ambos siempre reconocieron el importantísimo trabajo que realizó César Torres Díaz al frente del Colegio de Abogados. De hecho, lo que somos hoy en día se lo debemos a él. Jesús Varela Fraga siempre hablaba de César como el “empresario” ya que aplicó un criterio empresarial en el Colegio que nos hizo dar un salto cualitativo como institución. En el caso de Antonio Platas Tasende, siempre ha reconocido a César como la persona que modernizó el Colegio y lo adentró en el siglo XXI.

Desde la abogacía de A Coruña tendremos siempre un agradecimiento eterno a César Torres Díaz. Muchos de los servicios que hoy ofrecemos a nuestros colegiados son posibles gracias a él, fue precursor de infinitas iniciativas y defendió como nadie los intereses de la abogacía de A Coruña. A César le debemos y le deberemos mucho, tanto las generaciones actuales de abogados como las que vendrán en las próximas décadas. Por ello, como decano del Colegio de Abogados de A Coruña y en representación de la abogacía de la ciudad, sólo puedo darte una vez más las gracias. Te garantizo que no serán las últimas.