Sostiene Ayuso que está harta de pagar alquiler, que quiere comprar, pero que la vivienda en Madrid se ha disparado. Sostiene esto desde la ingenua y naif ligereza de su personalidad política. En cualquier momento podría darse el caso de que Ayuso sostuviese también que está hastiada de pagar un seguro médico privado, pero que la Sanidad Pública en Madrid está desbordada y a punto del colapso, quién sabe.

A Ayuso la sostienen los votos de muchísimos madrileños que admiran, quizá, su boba campechanía (al borbón se lo admiraba por eso precisamente, creo recordar), su despreocupada superficialidad. Pero quién va a sostener a todas esas familias a las que el nauseabundo y libérrimo mercado inmobiliario expulsa año tras año del centro de la ciudad, exprime el grueso de sus ingresos y somete a una vida de amarga precariedad laboral. Quién sostiene a todos esos jóvenes dependientes que solo pueden aspirar a ese nuevo modelo de supervivencia etiquetado ya para los anales del cinismo mercantilista como coliving.

¿Quién sostiene fresco y burbujeante este negocio salvaje de la compraventa y el alquiler? Un negocio donde quienes venden y alquilan marcan su precio y sus reglas, donde nada se les exige. Lo tomas o lo dejas, porque, claro, nadie te obliga a comprar o alquilar, ¿no? Siempre puedes vivir en la puta calle. En este momento, en Madrid, el precio medio de los alquileres es de 1.612 euros mensuales (lo dice Google). Entiendo que Ayuso no tendrá problemas para garantizar esa renta, pero a la mayoría de los trabajadores de este país les va la vida en ello. ¿Cuánto hay que ganar para poder pagar ese alquiler y vivir con dignidad? ¿Dignidad?: ¿ir al cine de vez en cuando, salir a cenar un fin de semana, tomarte esas cañitas libertarias de la capital alguna que otra tarde, comprarte ropa, pagar las actividades extraescolares de tus hijos, comer a diario en tu casa algo más que unos huevos fritos (ecológicos sería lo suyo, por eso de la alimentación saludable), y practicar deporte (aunque sea con ropa de Decathlon), o pagar el psicólogo de los niños (tanto como nos hablan de salud mental)? ¿Y qué me dicen de un viajecito de vez en cuando, las mensualidades del coche, el wifi, los móviles, la app de música, las plataformas de series enlatadas? Quizá el teatro y la música sean un exceso. Si no tienes para pagar un alquiler de 1.612 euros tendrás que picar más bajo, confórmate con ver los partidos del Madrid en la tele del bar de la esquina. De leer (por desgracia ya lo hemos dicho más veces) ni hablamos.

Sostiene Ayuso que está harta de pagar alquiler, pero yo me pregunto: ¿quién puede permitirse pagar estos alquileres irracionales?, ¿quién puede comprarse un piso en la ciudad?, ¿por qué seguimos afirmando que tener una vivienda digna es un derecho constitucional y universal?, ¿a quién debería caérsele la cara de vergüenza?

Tal vez a todos nosotros.