Opinión

Rihanna calienta a sus fans y los mantiene a pan y agua

El bolo de Rihanna en el intermedio de la Super Bowl no trajo música nueva, como suspiraban sus seguidores, pero sí una aparatosa exhibición de sus poderes como hit maker, un “aquí estoy yo y estas son mis cartas” para refrescarnos la memoria. Rihanna dominadora, capaz de volar cual Wonder Woman, montada en una pasarela flotante, por encima de las cabezas del público del State Farm Stadium, de Glendale, Arizona, y marcándose el golpe de efecto de su segundo embarazo.

Han pasado siete años desde su último álbum, Anti, y su consiguiente gira, y hay curiosidad y hasta ansiedad por ver hacia dónde enfoca Rihanna su r’n’b con corazón pop y flirteos jamaicanos, ahora que las tramas urbanas y latinas siguen su curso, modificando el mainstream. Días atrás se encargó de separar el evento y su próximo proyecto. “La Super Bowl es una historia y la nueva música es otra distinta. ¿Habéis oído eso, fans?”. Hay un disco en camino, y un tour, y hasta un documental, pero toda información se mantiene bajo llave y candado.

En la Super Bowl, ese espectáculo que ha terminado siendo más grande que el propio partido de fútbol americano al que supuestamente acompaña, Rihanna se mostró lista para lo que haga falta manejando un setlist comprimido de 12 canciones en algo más de 13 minutos. Ahí estuvieron muchos de esos hits que ha registrado en solitario (Rude boy, We found love y el reciente Lift me up, de la banda sonora de Black panther: Wakanda forever) y en duetos con Kanye West o Jay-Z. Con papel estelar, en el tramo final, para la pieza con la que rompió en el mercado global, Umbrella (2007), y ese canto esperanzado, con vistas a un horizonte despejado, llamado Diamonds.

Ahí se elevó Rihanna, literalmente, dejando abajo una tropa de bailarines que se había ido multiplicando a lo largo de esos 13 minutos, del cuarteto inicial al batallón de más de 200 cuerpos danzantes ataviados con monos blancos cual oompa-loompas salidos de la fábrica de chocolate de Tim Burton. Una imperial rhythm nation, que diría Janet Jackson, recordándonos que hubo un tiempo, antes de que invirtiera su tiempo en sus (lucrativas) líneas de cosméticos (Fenty Beauty) y lencería (Savage X Fenty), en que Rihanna era una cantante y nada más.

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