Opinión
Luchando por el cajón
La lucha por el puesto de trabajo siempre es respetable, pues el mercado laboral es duro para todos, incluso para un rey en país de tan frágil monarquismo como este. Para blindarse en lo posible frente a las razones del republicanismo y un contexto tan negativo como el heredado últimamente, el Rey de España tiene que hacer de todo, desde derrochar prudencia en la cumbre de Santo Domingo (evitando jugar todavía a rey de ultramar y despertar al genio de la independencia) hasta sentarse en el cajón en Cádiz y golpearlo con arte. Alguien le habrá dicho que el estilo, haga lo que se haga, no se pierde si uno se lo ha trabajado. Imaginarlo ensayando en Zarzuela el golpeteo con un instructor cajonero puede chocar, pero así habrá sido. La breve actuación y lo que haya detrás acredita admirable profesionalidad en un país en que el gusto por el trabajo bien hecho se está perdiendo.
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