El buen camino para la catedral de Santiago y el turismo

Periodista. Miembro de la Mesa del Turismo de España

Las buenas intenciones han de trascender a la eficacia tangible, la bondad a la acción decidida. Los pasos han de ser firmes. Por eso hay que valorar con esperanza las palabras del nuevo Arzobispo de Santiago de Compostela, Francisco José Prieto Fernández, que consolidan algunas de las decisiones de don Julián Barrio, su antecesor, pero que también permiten intuir la corrección de determinados aspectos relacionados con la gestión del tercer centro de Peregrinación de la cristiandad, junto a Roma y Jerusalén, y también el principal eje dinamizador del turismo gallego. Atrás quedan episodios que no debemos olvidar sin evidenciarlos a cada instante, hay que evitar tropezar en las mismas o parecidas piedras y restaurar algunos aspectos con la misma determinación con la que se recuperó el templo.

El éxito de los Años Santos, de los Caminos de Santiago y de los Xacobeo —muy en especial desde que Manuel Fraga y su equipo los promocionamos en todo el mundo desde 1990—, han convertido a la ciudad de Compostela en un polo de atracción internacional de éxito creciente y en el que, como muy bien sabe el nuevo prelado de origen orensano, se mezclan lo religioso con lo pagano, los creyentes con los turistas, los ritos con la fiesta, y en donde se ha de proceder con humildad, entendimiento, prudencia y profundo respeto.

Bien lo sabe digo don Francisco José Prieto Fernández tras sus dos años como Obispo Auxiliar, por vivir como tal momentos de profunda exigencia de dos Años Santos consecutivos, el 2021-2022, o la gestión de un templo en reformas, que se abarrotaba en plena pandemia del COVID. De ello y de la convivencia con un gobierno local de corte radical, ha sido también buen testigo, esa otra eminencia que es don José Fernández Lago, un deán que coadyudó a enderezar rumbos, aportando sentido común, diálogo y transparencia y su saber navegar en aguas inquietas.

En su bondad, don Julián Barrio, artífice con su equipo de la mayor transformación del templo, responsable principal de lograr su recuperación artística, con un equipo brillante de arquitectos, restauradores, etc., tuvo la decidida convicción de mantener la gratuidad del acceso a la catedral, pero también, y lo digo con profundo respeto, obvió algunas recomendaciones que se le hicieron respecto a la gestión de afluencias —digitalización, apertura de más horas, gestión de zonas de espera en la Puerta Santa, etc., liberación de la puerta procesional de tiendas para facilitar la entrada y salida de personas incapacitadas—; incremento de las misas del Peregrino y funcionamiento del Botafumeiro; instalación de baños públicos —sin tener que pasar por la taquilla del Museo—; entrega de la Compostela en las inmediaciones de la propia Catedral; gratuidad en las visitas al Pórtico de la Gloria; instalación de un ascensor para facilitar la visita a los tejados de la catedral —exento, desde uno de los claustros—; mayor promoción del Museo y de San Martín Pinario; gestiones para la desaparición en toda la ciudad de las imágenes de Santiago Matamoros; etc.

Santiago es un referente de importancia mundial, en lo religioso y en lo turístico, que ha de mejorar desde sí misma. El mejor referente de gestión de un santuario de gran afluencia quizás esté en el de Fátima, en Portugal, el de un caso histórico sin tráfico es posible que en Brujas; Bélgica.

Jesús expulsó a los comerciantes del Templo, el Arzobispo Prieto tiene el mejor ejemplo a seguir. Suerte en su labor pastoral y en su gestión. Aquí estamos para ayudar, incluso los que sabemos algo de la historia real de los Caminos, los Xacobeo y el turismo. Buen camino.