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Asignatura Feijóo: pactos y debates

Sánchez subió la moral al PSOE con su papel en ‘El Hormiguero’, pero el líder del PP le batió en audiencia y es el político más visto de los que han ido al programa de Pablo Motos

Joan Tapia

Joan Tapia

Pedro Sánchez sabe que va detrás en las encuestas, más que los tres puntos de las municipales. Lucha por remontar con una gran presencia en los medios, donde se defiende y ataca los pactos del PP con Vox. Además, los socialistas no dejan de recurrir a frases ultras de algunos cargos de Vox que han sido elegidos con votos del PP.

Por el contrario, Alberto Núñez Feijóo parte con ventaja y trata de repetir lo que le funcionó en las municipales (el rechazo a Sánchez), arriesgar lo menos posible y no cometer errores. Pero administrar y comunicar las negociaciones autonómicas con Vox no es fácil. A la rapidez del pacto de Valencia, que a Feijóo no le gustó, le sucedió el gran choque en Extremadura, donde María Guardiola dijo que en ningún caso haría coalición con Vox, partido al que descalificó. En Baleares, Marga Prohens, la candidata del PP, gobernará en solitario a cambio de que Vox presida el Parlamento. Y lo mismo se intenta en Aragón.

Feijóo quiere convencer de que tras las elecciones tendrá fuerza suficiente para no tener que hacer un Frankenstein con Abascal, como al final Sánchez hizo con Iglesias en 2019. Pero la marcha atrás el viernes de María Guardiola en Extremadura, por presión de Madrid, al aceptar que Vox entre en su Gobierno, quizás ha tranquilizado al partido, pero ha dejado claro que, en más ocasiones de las previstas, el PP no puede prescindir de Vox. E indica que ahora la prioridad de Feijóo es echar al PSOE de todas las autonomías. Cree que es lo mejor para ganar el 23-J.

Pero en Extremadura había alternativa. Dejar con su abstención que el socialista Fernández Vara, la lista más votada, fuera reelegido. El PP perdía Extremadura, pero Feijóo ganaba mucha fuerza moral para exigir al PSOE que se abstuviera en su investidura si el 23-J el PP es el primer partido.

Lo de la lista más votada es idea de Feijóo y aquí y ahora podía ser una gran oportunidad para acabar con la polarización en dos bloques antagónicos que emponzoña toda la vida política. Pero, a la hora de la verdad, los dos líderes refieren polarizar. Sánchez proclama que su objetivo es gobernar con Sumar (un Podemos más ilustrado). Y Feijóo cree que la prioridad es echar al PSOE, aunque sea con el apoyo de Vox. Malo para España porque en muchos asuntos —como Europa— un mínimo consenso entre los dos grandes partidos es fundamental.

Por el momento la campaña se hace en los estudios de radio y televisión. Y al PSOE le subió la moral la intervención de un Sánchez revitalizado en El Hormiguero. Pero el día después el invitado fue Feijóo y, aunque más convencional, superó los tres millones de audiencia frente a los 2,9 de Sánchez. 25,9% de share contra 22,8%. Ganó Feijóo por poco margen, pero se coronó como el político con más audiencia de todos los que han ido al programa de Pablo Motos. Pero en Catalunya los resultados se invirtieron: 337.000 vieron a Sánchez y solo 59.000 a Feijóo.

Ahora vienen los debates. Sánchez pecó de prepotente —normal— cuando a la brava exigió a Feijóo seis cara a cara. Pero el líder del PP parece estar haciéndose el escurridizo, lo que denota inseguridad. Está bien que elija un debate con Sánchez en Antena 3, pero no tiene lógica rechazar otro en TVE alegando el sesgo de la cadena pública. Y aún menos que se niegue a un debate a cuatro con Sánchez, Abascal y Yolanda Díaz. ¿No quiere discutir con Abascal? ¿Dejará una silla vacía en el debate de TVE? Cuesta creer y le perjudicaría.

Y Sánchez ha empezado la presidencia europea con una visita a Zelenski para realzar su presencia internacional. Y es cierto —Feijóo tiene razón— que repetir que “la economía española va como una moto” es pura propaganda. Pero España crece cuando la zona euro está en recesión técnica y en junio el IPC ha caído por debajo del 2% con lo que tenemos la menor inflación de la zona euro. Aunque, preocupante, la subyacente, la que más inquieta al BCE, está aún en el 5,9%.

Pero, ¿en un clima tan polarizado —Sánchez sí, Sánchez no— la economía contará el 23-J? La clave será la confianza y Sánchez —se vio el pasado 28-M— está en desventaja. Pero, ojo, Feijóo no puede ir dejando sillas vacías en los debates con Sánchez, Abascal y Díaz porque los tiempos son muy líquidos.