La amnistía pasa por Madrid

Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

La independencia se juega en Madrid. No sé cuantas veces lo escribí en los momentos más álgidos del ‘procés’, cuando el mundo independentista repetía que a Madrid no se tenía que ir. Que nada tenía que decir. Que el Parlament era soberano. Y ya saben cómo acabó la fiesta.

Ahora, con políticos enjuiciados, encarcelados y amnistiados de forma parcial, y con fugados, han sido los resultados de las elecciones los que han situado al independentismo y a Puigdemont en una posición central para lograr que España tenga presidente. Es el juego democrático. Está bien. La cuestión pasa por la credibilidad. Puigdemont en Bruselas pone las bases para apoyar una investidura a Pedro Sánchez. Y añade que para ello es necesaria «la legitimidad democrática del independentismo». Y uno se pregunta qué más legitimidad que reconocer que la Generalitat lleva presidida por un independentista desde hace muchos años.

El problema no es ese. La pregunta que se hacen muchos catalanes es cuándo Puigdemont y todos los dirigentes del ‘procés’ reconocerán que se equivocaron en su estrategia autoritaria de llegar a la independencia por decisión propia. Y si existirá una disculpa. Posiblemente no esté en la agenda de Pedro Sánchez, pero muchos de sus votantes en Catalunya, que en estos momentos ya asumen que es necesaria una solución del conflicto para seguir adelante, esperan esa disculpa. Habrá que entender que Puigdemont, además de volver a Girona con su familia, querrá recuperar el liderazgo político para trabajar por su independencia. El mismo poder que tenía el día que estuvo a punto de convocar elecciones. Pero, ¿quién devolverá a la sociedad catalana estos seis años políticos de angustia provocados por sus pueriles decisiones? Se trata de pactar con Pedro Sánchez, pero también de volver a una senda política lógica. El artículo 92 de la Constitución mencionado por Puigdemont dice que un “referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del presidente del Gobierno”. Así que pasa por Madrid. ¿Querrá seguir Puigdemont estas reglas?