Sol y sombra

El prófugo exige

Luis M. Alonso

Luis M. Alonso

Carles Puigdemont, el prófugo de la justicia que lideró el golpe de Estado contra las instituciones españolas, ha exigido la amnistía antes de sentarse a hablar de la autodeterminación de Cataluña a cambio de apoyar la investidura de Sánchez. Sánchez ya ha sugerido que a partir de ahora hay que ser audaces para empezar a considerar a los delincuentes independentistas catalanes como personas honorables, según él no podemos seguir cometiendo el error de verlos de otra manera.

Nadie podría haberse imaginado este escenario hace tan solo unos meses, ni siquiera la propia Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno en funciones y legitimadora del prófugo que acudió horas antes a su encuentro en Bruselas para posar junto a él en una de las fotos más infamantes para la Democracia española que recuerdo. Nadie tiene en cuenta, ni siquiera los que se dejan llevar por la suave música del diálogo impostado, que todo perdón lleva implícito el reconocimiento de la culpa. No digo ya que para conceder la amnistía haya que recurrir a una añagaza legislativa, sencillamente recuerdo que los golpistas, primero indultados hasta de la malversación, lo que pretenden es borrar el delito para no tener que sentirse delincuentes por haber violentado las instituciones.

Puigdemont, alentado por el propio Gobierno —a una vicepresidenta segunda no se la puede disociar de él por el simple hecho de representar a su partido—, muestra el camino para investir a Sánchez. Solo para empezar a hablar, amnistía y abandono de la vía judicial. Reclama nada menos que un sometimiento de los poderes dentro del propio Estado. Exige que se nombre un mediador en la negociación, además de un mecanismo supervisor internacional para obligar a que se cumpla el acuerdo de un referéndum de autodeterminación. Ni siquiera envuelve las mentiras en verdades cuando dice, y sabe que no será así, que los españoles pueden prepararse para volver a las urnas. A él no le conviene. Estas elecciones han sido, la verdad, un mal negocio para España.