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La Telefónica de Gumersindo Rico

José Manuel Ponte

José Manuel Ponte

La primera vez que oí hablar de Telefónica fue en Luarca y no pasaba yo de los cinco años. Mi abuela Magdalena, en cuya casa pasaba los largos veraneos de aquel tiempo, me hacia esperar la llegada de su primo Gumersindo Rico que venia a buscarme para dar una vuelta mañanera en uno de los lujosos vehículos de su propiedad. Que tenia cinco o más, según supe después por taxistas de una parada cercana. La lista era abrumadora. Un Rolls Royce, un Panhard, un Hispano Suiza, un Cadillac, un Bentley... y alguno mas que ahora no recuerdo.

A los cinco años se ignoran muchas cosas pero no tanto como para ignorar que son signos exteriores de riqueza las casas y los automóviles, y parecía Gumersindo uno de esos afortunados.

Solo para pasar el verano tenia una mansión, más bien un palacete, que bien pudiera competir con algunos de los que se alzaban en la Castellana de antes de la guerra. Vamos, que vivía bastante bien.

Solía ser puntual y entraba en la sala del bajo voceando alegremente. “¿Ya esta preparado ese niño?”. Luego nos íbamos hacia el faro y a la capilla del Cristo que se procesiona por las empinadas cuestas de la Semana Santa luarquesa. Desconozco cual era la intensidad de su devoción, pero pasados uno minutos ya estábamos de vuelta al coche, no sin echar antes un ultimo vistazo al hermoso paisaje de la costa asturiana . Antes de reintegrarme a casa de la abuela parábamos otra vez para saludar a un conocido o testar el buen funcionamiento del motor del automóvil.

Durante el tiempo que fue presidente de Telefónica empleó a bastantes asturianos. Un personal con muy buenas condiciones para la clase de trabajo que requería una empresa uno de cuyos objetivos era facilitar las conversaciones a larga distancia. Y nadie esta mejor dotado para esa función que un asturiano de voz alta y clara. Años después, leyendo las memorias (mas bien un dietario) de Manuel Azaña reafirme mi impresión sobre la forma en que un niño de cinco años escoge los recuerdos que quiere conservar. El que fue presidente de la Segunda República desenfunda una prosa astifina, y se pregunta “¿Cómo habrá llegado Rico a dirigir una empresa tan importante.? ¡Ah, claro!”. Azaña no lo expresa, pero no hay que ser especialmente agudo para deducir que lo considera un miembro de la masonería, o próximo a ella.

Desde que deje de disfrutar aquellos largos veraneos de Luarca también deje de ver a su hijo Gumersindo mas conocido cariñosamente como Guminin, que fue embajador de España en Cuba y en Argelia, A su hija Mercedes tuve ocasión de saludarla cuando pasaba unos idas en A Coruña en casa de los Bugallal. Pocas personas conocí con mayor vitalidad y lucidez .

Digo lo que antecede al saber de la sorpresiva entrada de una sociedad estatal de Arabia Saudita en el 9,9% del accionariado de Telefónica, con lo que se convierte en el accionista mayoritario. El Gobierno español que no fue informado de la operación hasta el ultimo momento asegura que la soberanía financiera esta garantizada. La privatización de Telefónica fue azarosa. Por cierto, un compañero de pupitre del expresidente José María Aznar resulto muy favorecido.