Crónicas de un fracaso

Roberto Carlos Mirás

Roberto Carlos Mirás

Crónica de un fracaso es el último trabajo de la periodista Mónica Bernabé Fernández (Barcelona, 1972). Comenzó en Afganistán, desde donde contaba a los lectores cómo fueron esos comienzos que no siempre han sido fáciles para poder cubrir un lugar geográfico tan distante de nuestras fronteras. La primera vez que viajó a este país fue un lejano año 2000 durante el dominio de los talibanes. Muchos comenzaron a escribir sobre ellos, pues eran noticia, pero como ha hecho el periodista Gervasio Sánchez no solo cubrió ese instante a nivel de noticias en todo el mundo, sino que desde que “se enamoró de Afganistán” no ha dejado de permanecer en el mismo para más tarde cada x tiempo volver una y otra vez. Unos han tenido su Sarajevo, otros su Vietnam, ella su Afganistán. Fundó la Asociación por los Derechos Humanos en Afganistán (ASDHA) y vivió desde el año 2006 en ese lugar, siendo testigo privilegiada de la caída del régimen talibán. Mientras, en España se realizan columnas o artículos donde se hace poco caso a la información internacional, salvo en contadas ocasiones con lo que está ocurriendo con Palestina e Israel, donde en ocasiones unas noticias cubren a otras quizás menos importantes. En su caso no fue así… Ya no está en el diario El Mundo. Todo ha cambiado mucho y el periodismo es la viva imagen de ese cambio. Por eso quizás ese ha sido el motivo de la información cuando Mónica Bernabé vuelve de nuevo a contar aspectos que para los lectores han pasado totalmente desapercibidos. En estos momentos acudimos a ese enfrentamiento entre los palestinos y los israelíes, pero hay que acordarse cuando Daniel Barenboim, entre otros autores, denunció a través de la música lo que estaba ocurriendo en ese lugar, igual que años antes José María Gironella comentó que lo que sucedía en esas tierras era un tema territorial.

Otros, como Javier Solana, hablan de que una posible solución está en que nuevas generaciones se hagan cargo de solucionar dichos problemas, mientras dice que Benjamín Netanyahu no tiene nada que hacer… con un padre experto en Historia Medieval y autor de un libro sobre la Inquisición española. Hasta Edward Said escribió numerosos textos en torno a ese tema.

En Afganistán no ha pasado lo mismo o quizás sí, un periodista llamado Ahmed Rashid con quien también habló Mónica Bernabé, denunciaba lo que estaba pasando con su Yihad. El auge del islamismo en Asia Central donde se mezclaba la geopolítica y el desarrollo de ese islam central, sobre todo poniendo de relieve su importancia para un futuro de paz en el mundo. También tuvo ocasión de hablar con la viajera Ana María Briongos de ese otro Afganistán que ella visitó y que dejó plasmado en Un invierno en Kandahar. Afganistán, antes de los talibanes. “En Afganistán iba como en Barcelona: con tejanos, camisetas de manga corta e incluso algún vestidito por encima de la rodilla. Muchas afganas, sobre todo las estudiantes del instituto y de la universidad también vestían al estilo occidental y sin pañuelo en la cabeza” .

Con Mónica Bernabé, el periodista Gervasio Sánchez ha hecho lo mismo que con Chema Caballero desarrollando Salvar a los niños soldados y viendo cómo “Lo primero que hace Abubakarr Kallay, un joven de diecisiete años muy violento y problemático cuyo nombre de guerra es Killer (asesino) es entregarle una bolsa de plástico con un escueto ‘tengo un regalo para ti’, y ese regalo es la calavera del primer hombre que Killer mató”. Se fueron de nuevo a Afganistán: “La Unión Soviética invadió Afganistán un 27 de septiembre de 1979”, Gervasio Sánchez acababa de cumplir los 20 años y llevaba tres meses estudiando Periodismo.

Bernabé nos hace cómplices de esos momentos que nadie piensa que pasan a una persona o periodista como ella o como él cuando tuvo que tomar en varias ocasiones antidepresivos o por su cabeza le pasaron momentos que para los que leían sus crónicas no hubieran pensado que le pasaban. Hasta los encuentros y encontronazos que tuvo con distintos directores de medios de comunicación que hacían más caso a las fuentes de un Gobierno que a una periodista que se jugaba su vida en una tierra que no es la suya. ¿Nadie le mandó?, se pueden ustedes preguntar, pero que no te quiera subir el sueldo un director de periódico que estuvo de corresponsal durante dos décadas en Asia y luego escriba un libro denunciando determinadas cosas que vio en su momento. O que un Gobierno como el de José Luis Rodríguez Zapatero dice una cosa y es otra. Te hace plantearte muchas cuestiones. O que tenga que hablar con las personas que financian dicho medio para subir el sueldo a una corresponsal no es lo más conveniente, quizás. Es muy duro estar ante mujeres que lo han pasado mal y por miedo no te quieren contar sus miserias en un mundo globalizado huyendo del infierno de la guerra hacia Europa. Habría que preguntarle a José María Aznar quién le ha pagado sus guardaespaldas en zonas de conflicto y los motivos por los que en ocasiones no ha respondido a los periodistas.