De los “niets” de Gromiko a los “noes” de Biden

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Recuerdo cómo durante la guerra fría, el muchos años ministro de Exteriores soviético Andréi Gromiko se ganó en Occidente el apodo de “míster niet” por sus continuos vetos en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Hoy ese dudoso honor corresponde a los Estados Unidos de Joe Biden, quien, presionado por el lobby sionista de ese país, ha vuelto a utilizar el “veto” para bloquear una resolución de ese órgano de la ONU que pedía un alto el fuego inmediato en Gaza.

Es decir que ha dado carta blanca a su principal aliado de Oriente Medio para que siga bombardeando sin piedad a la población civil gazatí aunque le pida, sólo de cara a la galería, que procure no matar a tanta población civil como hasta ahora: ¿a cuántos civiles es lícito entonces matar, según Washington?

Y ello mientras EEUU, Gran Bretaña y otros países de la OTAN siguen enviando al país de Benjamín Netanyahu las armas más letales con las que el Ejército sionista puede continuar su operación de limpieza étnica en Gaza y también, mediante disparos contra civiles armados a veces sólo con piedras, en la Cisjordania ocupada.

Por cierto que un político israelí declaró el otro día, indignado, a la prensa que no podía hablarse de “ocupación” porque Israel está en el territorio que —se supone que por derecho divino— le pertenece: el cinismo israelí no tiene límites.

El cinismo de un Gobierno ultraderechista y profundamente racista que ha calificado al secretario general de la ONU, Antonio Gutérres, nada menos que de “peligro para la paz del mundo”.

En la votación en la ONU, EEUU volvió a quedar aislado pues el resto de los integrantes del Consejo de Seguridad votaron en contra mientras que Gran Bretaña optó vergonzantemente por la abstención.

Para que sea aprobada una resolución presentada al Consejo, necesita obtener nueve votos a favor y que ninguno de los cinco miembros permanentes de ese órgano —los vencedores de la Segunda Guerra Mundial— vote en contra.

De nada sirvieron las presiones de los ministros de Asuntos Exteriores de varios países árabes, además de los de Turquía y la OLP, que se entrevistaron en Washington con el secretario de Estado, Antony Blinken, en un desesperado intento de convencerle de que no podía permitirse que continuara la masacre en la franja de Gaza.

La votación en la ONU se produjo sólo un día después de que cinco cohetes lanzados supuestamente por milicias pro iraníes impactaran muy cerca de la embajada estadounidense en Bagdad, situada en la fortificada Zona Verde de la capital iraquí.

Lo cual aumenta el riesgo de escalada del conflicto sobre todo cuando hay en Washington influyentes senadores, entre ellos el republicano por Carolina del Sur, Lindsay Graham, que arden en deseos de atacar a Irán y acabar de esa forma con el régimen de los ayatolas.