Un minuto

Nuevo museo del coche

José María Echevarría

José María Echevarría

Dejaré pasar unos días, para evitarme el abarrote de visitantes tras la anunciada apertura el próximo día 16, ¡por fin!, del Museo de Automoción e Historia, que no es otra cosa que la valiosa colección de vehículos acumulada por la Fundación Jorge Jove, que durante bastantes años anteriores pudimos ver en las precarias instalaciones de Sabón. Espero que ahora estén los coches menos aglomerados, que cuando hace años y gracias a una gestión del inolvidable Adrianey Arana, lo visité, como regalo de un cumpleaños.

Pero de todas formas, con mayor amplitud y renovadas ilusiones, volveré a disfrutarlo recordando mis vivencias de los vehículos que algo han significado en mi dilatada, pero corta, vida, unos porque los recuerdo por ser históricos, los Fiat Balilla, restos de la guerra, y otros porque los he manejado, desde el 2CV con el que me saqué el carné de conducir hasta el jeep del coronel que cogí en un campamento militar jugándome el tipo y los galones, pasando a los 4/4 Renault que empezaron a fabricarse en Valladolid por los años cincuenta, y el inolvidable 600, y el 127, que me dejó a las puertas de los Fiestas, y con los que entro en contacto personal con la Ford, firma a la que admiraba desde el modelo A de mi tío Santiago en Toledo hasta el día de hoy. Sí, es gran parte de mi historia cogida a un volante.

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