Reflexiones sobre el conflicto de Gaza

Jorge Dezcallar

Jorge Dezcallar

Primera: Israel se ha fijado un objetivo que no es fácil ni realista: acabar con Hamás. Ha matado a 8.000 combatientes y le quedan otros 20.000 por lo menos. No es fácil porque se mimetizan entre una población que, a pesar de todo, los prefiere a los israelís, y tampoco es realista porque Hamás es más que su brazo militar y se confunde con la estructura social de Gaza, donde gobierna desde 2006. Israel ya trató de terminar con la OLP desde 1967 y hoy gobierna en Ramala, a 20 kilómetros de Jerusalén.

Segunda: Ni Israel ni el mundo pueden abandonar al centenar de rehenes que siguen en poder de Hamás, en lo que constituye un crimen de guerra. Liberarlos es una prioridad porque sin su regreso a casa no hay posibilidad de que callen las armas.

Tercera: Israel se ha metido en un conflicto sin prever una salida clara. Hay mucha confusión sobre qué hacer con Gaza el día después, mientras crecen las llamadas de ministros israelís extremistas para anexionarla y echar a los palestinos, una limpieza étnica que el mundo no puede consentir.

Cuarta: El conflicto de Gaza está haciendo metástasis, pues Israel tiene nada menos que siete frentes abiertos: Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria, Irak, Yemen y por actores interpuestos el mismo Irán; en Cisjordania, entre soldados y colonos han matado a un par de centenares de palestinos, alimentando la proliferación de lo que para unos serán mártires y para otros terroristas. El Líbano es más peligroso porque Hizbulá es más fuerte que Hamás (150.000 misiles). El asesinato en Beirut de altos cargos de Hamás y de Hizbulá ha desencadenado una lluvia de misiles sobre Israel y obligado a evacuar a 150.000 personas a los dos lados de la frontera, en una situación insostenible para ambas partes. En Siria e Irak milicias proiranís atacan bases americanas...

Quinta: Teherán procura mantener un perfil bajo porque teme que alguien aproveche el río revuelto para ajustarle las cuentas. Progresa en el enriquecimiento de uranio (el riesgo nuclear crece) mientras Estado Islámico le provoca con un brutal atentado en Kermán. El frente iraní es el más preocupante pues aunque afirma no desear entrar en guerra, se solidariza con Hamás y acaba de secuestrar un petrolero junto a Omán. Washington ha enviado dos grupos aeronavales a la zona para calmar los ánimos mientras Blinken y Borrell procuran rebajar la tensión.

Sexta: Los hutís, peones iranís, atacan la navegación en el estrecho de Bab el Mandeb y obligan al tráfico entre Asia y Europa a evitar Suez y dar la vuelta a África, disparando el precio de los fletes. EEUU ha formado una coalición para defender la libertad de navegación en la que España se ha negado a participar, irritando a Washington. Nuestro Gobierno debe tener buenas razones pero debería explicarlas. La tensión ha subido con el bombardeo anglo-americano de posiciones hutís en Yemen.

Séptima: El problema israelo-palestino es un cáncer que desborda la región de Oriente Próximo y que no puede dejarse en sus manos porque, desde 1948, han demostrado ser incapaces de resolverlo. Pero imponer desde fuera una solución (Borrell) sin implicación norteamericana tampoco parece posible.

Octava: Los palestinos tienen derecho a su Estado (Madrid 1991, rey Felipe VI) pero su implementación es difícil e Israel no la quiere.

Novena: La muerte de tantos civiles, en especial mujeres y niños en Gaza, está haciendo mucho daño a la imagen de Israel (acusado de genocidio ante el TIJ) y también de EEUU, que aparece respaldando la desproporcionada respuesta israelí.

Décima: Biden comenzó su mandato retirándose de Afganistán y lo termina con conflictos abiertos en Ucrania y Gaza, que no le convienen con vistas a las elecciones de noviembre. Todos critican su política con Gaza, su popularidad baja (38%), y crece la tensión con Israel, que no le hace caso.

Undécima: Si Washington quisiera, Israel declararía un alto el fuego mañana mismo y bajaría la tensión. Bastaría dejar de enviarle armas y bombas. Pero la política doméstica norteamericana lo impide.

Duodécima: La crisis de Gaza es un regalo para Putin en Ucrania. Ver a EEUU enfangado en Oriente Próximo da también satisfacción a Rusia y a China.

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