Un minuto

Echa en falta el unto

José María Echevarría

José María Echevarría

No creo que llegue a conformar un txoco, al estilo de lo que en las regiones del norte de España —particularidad que se extiende a más sitios—, esas peñas de hombres, sin mujeres, que se juntan para cocinarse lo que ellos gustan. Pero la realidad es que oyendo hablar a Alejandro de las esencias culinarias gallegas, un celtarra como él se define, de Verín, poco le falta para convencer a otros moradores de la residencia madrileña en que ahora vive y hacer de las suyas en la cocina. Ganas no le faltan, pero echa de menos no disponer en Madrid de las materias primas. Me explica Alejandro que estuvo a punto de suplicar que no pusiesen el calificativo de gallego a un caldo servido un buen día en el comedor, pero que era un caldo hecho sin berza, y sobre todo sin unto. –¡Por favor, no confundan al público, y sobre todo al paladar!

Y así sigue con las empanadas, y todo lo que se proclama como gallego faltando los ingredientes apropiados. Como en una ocasión llevé a mi hermana mejillones frescos de las pescaderías de la plaza de Lugo, porque los mejillones al vapor le pirran, voy a ofrecerme para llevar nabiza, grelos y unto para que un día disfruten del genuino caldo gallego.

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