Parece una tontería

Te la tiene que sudar

Juan Tallón

Juan Tallón

Fue estimulante escuchar a Mery Bas, la intérprete de Zorra, responder “Me la suda todo” a la pregunta de si temía las reacciones a su canción. Ni ella ni su marido, el otro componente del grupo Nebulossa, tienen ya veinte años, informó, así que cómo no va a sudársela lo que vayan diciendo los demás de una canción titulada Zorra. La expresión “Me la suda” despierta fácilmente la simpatía y la solidaridad, y sientes el deseo de añadir que a ti también te la sudan algunas cosillas. Pero decir que algo te la suda, y que, en efecto, te la sude, implican dos hechos independientes que no siempre van acompasados. Cuidado. Cuando lo logran, eso sí, se produce la magia. Pero hasta el día que se alinean, lo cierto es que ha pasado mucho tiempo y, entretanto, casi nada te la sudó.

Desgastarse en pequeñas batallas que no te la sudan es una maniobra en la que uno se involucra desde que es un niño. Todo te interpela, todo te importa, todo es cuestión de vida o muerte, o al revés. En realidad, al principio, y aun mucho después, cuesta distinguir una cosa importante de otra que no lo es. En esas circunstancias, pues, todo se vuelve importante. Importante “por si acaso”, como cuando Borges y Lugones, con malísimo oído par la música, se ponían de pie apenas sonaban unas notas “por si acaso” se trataba del himno nacional argentino.

Cuando alguien cercano te decía que había que conceder a las cosas la importancia que tenían, era como si no te dijesen nada. Qué coño significaba eso. Tú solo podías pensar que cada batalla merecía ser librada. Y allá ibas: de cabeza hacia ella. Pero pasaba el tiempo, y lentamente comenzabas a advertir que la realidad nunca soltaba el acelerador, y siempre, cualquier cosa, sería importantísima, y tú tendrías que actuar en consecuencias —qué será eso—, sin opciones morales para ejercer la indiferencia. Eras como un cliente para ella. Hasta que un día lo ves claro y descubres que tienes que decir basta, y a continuación demostrar que todo te la suda. Esa indiferencia es una forma suprema de autodefensa.

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