360 grados

Prohibido dudar en la UE de la victoria ucraniana sobre Rusia

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Dudar en cualquier país de la Unión Europea de la victoria final de Ucrania sobre el invasor ruso es, desde el comienzo de esa guerra, un tema a todas luces tabú.

Si no, que se lo pregunten al presidente polaco, Andrzej Duda, que ha tenido que matizar unas declaraciones en las que expresaba ciertas dudas sobre la posibilidad de que Kiev pueda recobrar Crimea, ocupada por Rusia desde 2014.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha insistido una y otra vez en que no habrá negociaciones ni paz con Moscú hasta que Kiev expulse a las Fuerzas Armadas rusas de todo el territorio ilegalmente ocupado, Crimea incluida.

Para el presidente Vladímir Putin, sin embargo, esa península, de mayoría rusófona y donde está la principal base de la flota rusa del mar Negro, jamás volverá a Ucrania, a la que fue cedida en 1954 por el entonces líder soviético Nikita Jruschov.

El presidente polaco, perteneciente al partido Ley y Justicia, derrotado en las pasadas elecciones legislativas por el del europeísta Donald Tusk, siempre había apoyado los esfuerzos de Kiev por liberar todo el territorio.

Pero en una reciente entrevista, se limitó a decir que no sabía si Ucrania recuperará Crimea, aunque sí (las también ocupadas) Donetsk y Luhansk, regiones que Moscú considera, sin embargo, parte de su territorio nacional.

Duda explicó que Crimea es un “lugar especial” ya que estuvo la mayor parte del tiempo en poder de Rusia, que se anexionó esa península en el siglo XVIII.

Las explicaciones de Duda escandalizaron al Gobierno de Kiev, cuyo embajador en Varsovia, Vasyl Zvarych, aseguró que “Crimea es y será siempre ucraniana”.

El diplomático calificó su ocupación de “crimen de guerra”, que será un día castigado, y calificó la liberación de ese territorio de “tarea común” de Ucrania y del “mundo libre”.

El ministro polaco de Exteriores, Radowlaw Sikorski, el hombre que se felicitó en su día de la voladura de los gasoductos germanorrusos del Mar Negro, reiteró la posición oficial de Varsovia: reconocimiento de la independencia ucraniana dentro de las fronteras “internacionalmente reconocidas”.

Otro dirigente europeo que ha sufrido el anatema de Bruselas por su falta de solidaridad con la posición común a favor de seguir rearmando a Ucrania es el primer ministro húngaro, Victor Orbán, al que la Comisión amenazó con sanciones económicas si continuaba bloqueando la ayuda militar a Kiev.

Muchos analistas, entre ellos el politólogo John Mearsheimer, de la Universidad de Chicago o el conocido economista Jeffrey Sachs, consideran, sin embargo, que Ucrania no podrá recuperar el territorio ocupado por Rusia y que tanto la OTAN como la UE simplemente son incapaces de reconocer que se han equivocado al creer desde el principio su propia propaganda.