El gusto de ir a destiempo

Agnès Marquès

Agnès Marquès

No sé por qué, y seguro que es material de primera para un análisis de personalidad, pero me disgusta leer un libro, ver una serie o una película justo cuando se acaban de publicar y todo el mundo los comenta. Cuando la industria, sea la que sea, decide que toca leer o ver tal o cual serie, película o libro. Lo bueno y lo malo te llegan por tierra, mar y aire, ocupan todas las conversaciones, la gente se ordena en el “qué buena” o el “no hay para tanto”, hay una ola que arrastra a todo el mundo a tener una opinión porque, si no la tienes, no estás. Es un no estar en el mundo, en lo que toca, en lo que la gente habla, en lo que consumimos la mayoría y en lo que define si eres o no eres. Quizá es porque por trabajo ya sigo esa agenda de las novedades y quizá no seguirlas se convierte en mi fin de semana mental.

Para muestra, un botón: estoy disfrutando muchísimo leyendo Libertad, de Jonathan Franzen, 14 años después de su publicación. ¡Y de haberlo comprado arrastrada por todas las buenas crónicas del momento! En el capítulo de series, estoy viendo Fargo, 10 años después del estreno; justo antes había devorado El ala oeste de la Casa Blanca, veintitantos años tarde. Referencias fantásticas que he disfrutado muchísimo y quizá demasiado tarde, pero hay algo muy placentero y difícil de describir en el hecho de poder ver o leer obras en el silencio de una recomendación lejana, y en el hecho de no hacerlo cuando todo el mundo lo hace y lo comenta. Es como levantarse pronto y salir a la calle antes que el día se vuelva mundano o volver tarde, cuando ya se ha cenado en las casas y no hay prisa por regresar. Ir a destiempo es una especie de libertad de cuota gratis, un autorregalo, un masaje contra el ruido social constante. Como ahora para todo hay algún anglicismo o un acrónimo, esa sensación podría inscribirse en lo que ahora llaman JOMO, Join of Missing out, el placer de perderse cosas, eventos, referencias que todo el mundo comenta (y cuelga en las redes sociales). Nuevísima referencia que supone la cara opuesta del FOMO, Fear of Missing out, miedo a perdérselo. El miedo que nos quita la libertad sobre la qual Franzen advierte: “Empra bé la teva llibertat” .

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