EDITORIAL

El principal de los derechos democráticos

EDITORIAL LA OPINIÓN

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Galicia acude hoy a las urnas para elegir a sus representantes en el Parlamento autonómico y, consecuentemente, a quien quiere que le gobierne en los próximos cuatro años. Está en juego la quinta mayoría absoluta del Partido Popular, en esta ocasión encabezado por Alfonso Rueda tras el salto a la política nacional de Alberto Núñez Feijóo. Del otro lado, estaría una coalición de las fuerzas de izquierdas que los sondeos consideran que encabezará el Bloque Nacionalista Galego de Ana Pontón, apoyándose, al menos, en los escaños del PSdeG de José Ramón Gómez Besteiro.

A pesar de que la mayoría de las encuestas han coincidido a la hora de apuntar hacia una renovación de la mayoría absoluta del PPdeG, la evolución de la campaña ha llevado a la ciudadanía, e incluso a los propios políticos, a creer que el resultado está más abierto de lo que inicialmente se podría pensar. Es esta incertidumbre la que hace que cada papeleta valga más que nunca. La fortaleza de la democracia se adquiere mediante el ejercicio del voto y hay pocas ocasiones como la de este domingo para que la sociedad practique masivamente el que se presenta como el principal derecho: acudir a las urnas para decidir de ese modo su destino político más inmediato.

Los ciudadanos quieren soluciones rápidas y duraderas para los principales problemas que les afectan y esa es precisamente la que tendría que ser la primordial obligación de sus representantes: la de procurarlas cuanto antes. En la encuesta realizada por Gesop para Prensa Ibérica Galicia, y publicada por LA OPINIÓN A CORUÑA el pasado lunes, se indicaban cuáles son los asuntos que preocupan a la sociedad gallega y, por encima de todos ellos, se sitúa el paro.

Uno de cada cinco gallegos apunta al mercado laboral como la primera de sus preocupaciones (21,1%). Y esta coincidencia a la hora de señalar al trabajo como un problema se produce, curiosamente, en un momento en el que la evolución del mercado es positiva, ya que la comunidad cerró el año pasado con menos de 130.000 parados por primera vez desde 1996 y situó la tasa de desempleo por debajo del 10%, en sintonía con los datos a nivel estatal y dejando atrás el brutal impacto provocado por la crisis socioeconómica causada por la pandemia del COVID hace ya cuatro años.

El segundo lugar de las preocupaciones de los ciudadanos gallegos lo ocupa la sanidad, con el 13,9% de personas que la señala como el gran reto para la sociedad gallega. Esta cuestión ha sido uno de los campos que más choques políticos ha generado a lo largo de la legislatura finalizada y que también centró buena parte de la campaña electoral.

El tercer elemento identificado como un problema por los gallegos es la clase política, que casi roza las cifras alcanzadas por la sanidad: un 13,1%. El motivo de esta situación se puede encontrar en la polarización y crispación que ha dejado la resaca de las generales del 23 de julio del pasado año, con los pactos fraguados por Pedro Sánchez y la negociación de la ley de amnistía a los imputados por el procés.

Es evidente que los gallegos tienen perfectamente identificadas las cuestiones que más les preocupan y lo que ahora toca es pronunciarse para elegir a las personas idóneas que ayuden a solventar esas carencias apuntadas. Para ello solo hay que cumplir con el ritual democrático de acudir a votar por la opción que consideremos más adecuada a nuestras preferencias.

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