Opinión | Artículos de broma
El 11-M y los castigos
El 11-M los españoles pusieron los muertos y los heridos, el dolor, la solidaridad, y la dinamita. Los terroristas aportaron las mochilas en los trenes y su vida al verse cercados. No sabemos quién cobró derechos de autor intelectual.
En la serie Nos vemos en otra vida (Disney) se ve que los condenados españoles eran lumpen en edad de delinquir. Me gustó su baja temperatura emocional y su relato sin subrayados fluorescentes. El menor, los jóvenes, el líder loco delinquen por dinero para cocaína, coches, videojuegos, copas y putas sin salir del barrio. En el mayor atentado de la historia de España participó una panda sin ambición. La amoralidad normal de estos malos es más creíble que la moralidad anormal de los de otras películas. Hay tres escenas de víctimas y familiares declarando en el juicio que pellizcan en la tristeza de hace 20 años y devuelven la labilidad emocional de aquellos días. Sin ensañamiento narrativo, sus testimonios sacan lágrimas como de pandemia, el otro trauma colectivo del XXI.
Los intereses propios blindan contra esa inestabilidad de las emociones que no sufrieron los autores intelectuales del segundo mayor atentado contra la verdad del siglo XXI en España, el que partió de la premisa —falsa o indemostrada— de que un ataque islamista perjudicaba electoralmente al PP y uno etarra lo beneficiaba. La foto del Aznar tenor de la invasión de Irak en las Azores no favorecía, pero entonces todavía se aceptaba que mata el asesino y que es rechazable el camino que recorre su motivación hasta el crimen. Hasta entonces, el aznarismo había hecho una industria electoral del terrorismo etarra. Ahora se trataba más de evitar la ruina que de sacar réditos. No ganaron las elecciones, pero lo que estaba en juego no merecía esa ruindad que sigue reputacionalmente impune, como la de los autores de la teoría de la conspiración, el mayor atentado contra la verdad, a los que se les ríen las gracias.
(Por si hace falta aclarar: no se iguala un atentado con otro, pese a que fueron causales, sucesivos y ambos devastadores en territorios distintos).
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