Opinión | Solo será un minuto

¿Te crees muy macho?

Subes a un coche de última generación y al instante te rodea un festival de sonidos amenazantes que te advierten de todo tipo de cosas a las que prestar atención. Si superas la velocidad permitida, pitido. Si te sales algo del carril, pitido. Si te acercas demasiado al coche que va delante, pitido. Si hay poca gasolina, pitido. Si aparcas, pitido tras pitido. Si llevas conectado el GPS, además, te enfrentas a una voz autoritaria que te ordena lo que debes hacer, y como no lo hagas se vuelve más arisca. O eso me parece a mí, seguramente es una falsa ilusión. Conocí a alguien que había elegido el vozarrón de un instructor implacable en plan Oficial y caballero o La chaqueta metálica: ¡soldado, en la próxima rotonda, tome la segunda salida a la derecha! Daban ganas de cuadrarse y gritar ¡señor, sí, señor!

No hay por qué enfadarse con los pitidos sensatos ni anularlos porque suelen ayudar a la conducción por molestos que lleguen a ser. Es más: deberían añadirse algunos. Por ejemplo, cuando el conductor irrespetuoso se te pega al culo del coche porque tiene prisa debería saltar una voz enérgica que dijera: “Sepárate, zoquete”. O si alguien se salta un semáforo en rojo, la voz debería advertir: “¿Te crees muy macho por hacer eso?”. ¿Que quien conduce saca el teléfono móvil y se pone a hablar sin reparos? Pues la voz debería llamar de todo al infractor. Si no se respeta la prioridad del peatón o del ciclista, piiiiiiiiiiiiitido al canto rodado. Y no olvidemos un rapapolvo bien estridente para quienes se saltan a la ventolera preferencias y límites de velocidad porque disfrutan atropellando los derechos ajenos.

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