Opinión | 360 grados

¿Busca Netanyahu, en su desesperación, incendiar todo Oriente Medio?

Si hay un Estado en el mundo que se ha situado desde su creación al margen de la ley y gozado para colmo de total impunidad gracias a Washington, ese Estado es Israel.

Un Estado “canalla”, apelativo que la superpotencia reserva a sus enemigos, pero que se aplica mejor que a nadie a Israel, que comenzó su andadura con la expulsión de 700.000 palestinos de los territorios que ocupaban y no ha dejado de expansionarse desde entonces.

Cuando se habla de la actual masacre genocida en Gaza, se olvida muchas veces que Israel lleva prácticamente desde 1948 encarcelando ilegalmente y matando a palestinos y que sus víctimas son ya decenas de miles.

Matando a palestinos y llevando a cabo asesinatos extrajudiciales de ciudadanos de países que considera enemigos, entre ellos oficiales y científicos iraníes, además de combatientes de grupos de resistencia tachados de “terroristas” como la milicia libanesa Hezbolá.

Israel no respeta fronteras ni espacios diplomáticos como ha demostrado una vez más estos días con el asesinato de tres destacados mandos iraníes, entre ellos el general de la Guardia Revolucionaria Mohammad Reza Zahedi , en el ataque a la sección consular de la embajada iraní en Damasco.

En los últimos meses se han producido además enfrentamientos mortales entre las milicias pro iraníes —el llamado “eje de resistencia”— y fuerzas israelíes o las que tiene EEUU en la frontera entre Siria y Jordania.

Al igual que Israel, EEUU no ha perdonado nunca que el Gobierno sirio de Bashar al-Ásad no aceptase romper sus lazos con la milicia pro iraní Hizbolá además de con Teherán para aproximarse, como otros países árabes, al Estado sionista.

Esa aproximación diplomática al Estado sionista de todo el mundo árabe, que debía incluir, como quería Washington, a Arabia Saudí, se frustró con la brutal respuesta israelí al inesperado ataque de Hamás del pasado 7 de octubre.

Pese al tiempo transcurrido y a su campaña abiertamente genocida contra la población palestina de Gaza, el Gobierno ultraderechista de Benjamin Netanyahu no ha conseguido, como se proponía, descabezar a Hamás ni liberar a los rehenes judíos que siguen en su poder.

El ataque contra la delegación diplomática iraní en Siria no parece sino un intento desesperado del acorralado primer ministro israelí de involucrar directamente a EEUU en una guerra con su archienemigo Irán que podría incendiar toda la región de Oriente Medio.

Teherán ha dado hasta ahora amplias muestras de querer evitar un enfrentamiento militar directo con Israel, que involucraría inmediatamente a EEUU, pero queda por ver cuál será su respuesta a la última provocación israelí.