Alberto Pereira es coordinador del Servicio de Menores de la provincia de Pontevedra. Es psicólogo y experto en acogidas, puesto que trabajó durante más de 15 años en el equipo de adopción de Pontevedra.

-¿Por qué fallan algunas adopciones, cuáles son los principales problemas?

-En niños por debajo de los tres años, los problemas de integración son bajísimos. Los conflictos surgen con adopciones de niños de más de 7 años o más mayores, cuando quieren conocer a sus padres biológicos. La mayoría tiene una dura historia a sus espaldas y los padres adoptivos no siempre cuentan con ello. Sin embargo, hay que destacar que los casos fallidos son muy pocos, aunque siempre dolorosos, y significan un fracaso de todo el equipo, ya que nosotros decidimos que eran idóneos para ese niño.

-¿Es difícil determinar la idoneidad de unos padres?

-Les sometemos a muchas preguntas, pero a veces nos equivocamos. Algunos lamentan tener que pasar por esto cuando a los padres biológicos no se les pide nada, pero es necesario estudiar en profundidad el medio familiar. Además, en esas entrevistas aprovechamos para contarles precisamente los problemas que pueden encontrarse y tratar así de que reflexionen sobre ellos. Algunos se echan atrás en este primer periodo y es mejor así.

-En los casos recientes en que ha habido rechazo, ¿qué ocurrió?

-En un par de casos, los padres adoptivos no vieron cumplidas sus expectativas; a veces las ponen demasiado elevadas. Otras veces, el problema está en que realmente no quieren adoptar. Hay que estar muy motivado para que todo marche bien.

-¿Cuánto dura actualmente el proceso de adopción?

-En las adopciones nacionales está entre seis y siete años, mientras en las internacionales la media es de dos o tres. Pero la espera está relacionada con el tipo de niño que solicitan, no con el proceso administrativo. La mayoría de los padres quiere un bebé, pero cuando se trata de niños más mayores o grupos de hermanos, la adopción es mucho más rápida. De todos modos, la espera es positiva en el sentido de que da tiempo a las familias para reflexionar.