"Me duele la cabeza". A veces no es una excusa, pero otras muchas sí. Cada vez más mujeres sienten una pérdida del deseo sexual y no tienen muchas formas de resolverlo. Un nuevo fármaco podría convertirse en la viagra femenina ya que, aunque aún se encuentra en fase de ensayo clínico, ha demostrado que puede aumentar considerablemente la libido de las mujeres. Se trata de la Flibanserina, un compuesto que se creó originalmente como antidepresivo pero, por azar, descubrieron su efecto sexual, un hallazgo conseguido por la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte y por la Universidad de Otawa en Canadá tras reunir los datos de cuatro estudios realizados en Estados Unidos, Canadá y Europa.

Los médicos que han llevado a cabo el estudio aseguran que el tratamiento hormonal, consistente en la administración de 100 miligramos diarios de este medicamento, consiguió que las mujeres tuvieran relaciones sexuales más satisfactorias.

En el estudio participaron casi 2.000 mujeres mayores de 18 años que no habían llegado a la menopausia y diagnosticadas de desorden hipoactivo del deseo sexual, que se caracteriza por presentar una libido muy baja durante largos periodos de tiempo. Antes del ensayo las mujeres aseguraron tener una media de 2,8 relaciones sexuales satisfactorias al mes; las que tomaron diariamente flibanserina a diario las vieron aumentar hasta 4,5 veces.

Los resultados se anunciaron el pasado lunes en una conferencia de la Sociedad Europea de Medicina Sexual de Lyon (Francia), donde se encuentran algunos expertos gallegos. Entre ellos está el urólogo y andrólogo Fernando Meijide. "Es un tratamiento muy novedoso que aportaría por fin un tratamiento hormonal en la mujer que actúa en la hormona masculina, la testosterona, que la mujer tiene en pequeñas cantidades", explica el médico, que trabaja en la clínica Povisa de Vigo. Meijide destaca las dificultades actuales para medir la falta de esta hormona. "No se detecta con un simple análisis de sangre, por lo que nos basamos en una serie de test que rellenan las pacientes". El fármaco -que la empresa que lo desarrolla asegura que podría estar listo en 18 meses- "podría ser una luz para empezar a tratar este defecto, porque hasta ahora se cubría sólo a nivel psicológico, pero creemos que esa falta de deseo también puede estar relacionada con la falta de ese valor hormonal".

El experto asegura que la falta de deseo sexual es la tercera causa de consulta de las mujeres, precedida del vaginismo (imposibilidad de realizar el acto sexual debido a la contracción involuntaria de los músculos de la vagina, lo que provoca dolor) y la falta de lubricación. "Nos encontramos con bastantes mujeres que, una vez que tienen una pareja estable o ya han tenido los hijos que deseaban, se encuentran con temporadas largas en las que no tienen deseo sexual y, ante la insistencia de los hombres, acuden al médico. Aún es un problema bastante desconocido y silenciado", indica. El tratamiento hormonal es una muy buena opción para corregir este problema, "pero no podemos olvidar que el tratamiento debe ser global, sin dejar de lado la parte psicológica", advierte

Eduardo Yáñez, ginecólogo y presidente de la Sociedad Gallega de Contracepción, coincide con su colega en que "realmente hay más casos de mujeres afectadas por la falta de deseo sexual de los que creemos". Los datos de Estados Unidos indican que es un problema que afecta entre el 9 y el 26% de las mujeres. Y cada vez afecta a mujeres más jóvenes, algo que está íntimamente relacionado con el estrés generado por el modo de vida actual, la ansiedad, la competitividad en los puestos de trabajo e, incluso, la televisión que, en muchas ocasiones, tiene más poder de atracción que la cama.

"Nos cuesta detectar estos casos porque no lo comentan de forma abierta pero la actitud de las pacientes en la consulta nos lleva a la conclusión de que existe algún problema", describe Yáñez. El ginecólogo sitúa la edad con más problemas entre los 35 y los 45 años, momento en que llega a afectar hasta el 40% de las mujeres. "Antes existía la creencia de que con la menopausia, al no haber funcionamiento ovárico, no hay libido, pero no tiene nada que ver, En la menopausia no hay falta de deseo sexual, aunque la frecuencia sea más baja que en otras edades", asegura.

Hasta ahora, para tratar estos problemas -que en opinión del ginecólogo "suelen ser más de tinte psicológico que hormonal"- sólo hay algunos principios complejos vitamínicos y cremas con testosterona estimulantes, pero ningún medicamento equivalente a la viagra. "Si sigue adelante este fármaco creo que podría tener bastante éxito", augura.

Estudio gallego

El ensayo clínico de la Flibanserina no es el único puesto en marcha para solucionar la falta de deseo femenino. Otro estudio europeo, en el que participa un grupo de expertos gallegos coordinados por el ginecólogo José Luis Doval, está ya a la espera de conocer los resultados finales tras la puesta en común de los informes de los distintos grupos participantes. A diferencia de la Flibanserina, este estudio no es hormonal, sino que se basa en la modificación de niveles de enzimas y sustancias que influyen a nivel cerebral.

"Nuestro tratamiento está dirigido a mujeres en fase premenopáusica y el hormonal es más adecuado para postmenopáusicas", explica el doctor Doval.

Para este ginecólogo, "lo primero, hay que recordar siempre que una cosa es actuar sobre el deseo y otra sobre la vascularización de un órgano, que es lo que hace la Viagra; este medicamento funciona en los hombres que tienen un deseo previo y que se estimulan, pero si no hay deseo no hay erección". De esta manera, Doval explica que el nuevo medicamento para las mujeres, "no es un equivalente a la Viagra masculina".

Para el experto, lo primordial es "conocer las causas de esa pérdida de deseo; si ya no te atrae tu pareja, existe un rechazo o hay monotonía, por muchas pastillas que tomes no aumentará el deseo".

Y da un consejo final que repite a menudo en su consulta. "Si la mujer no tienen ganas de mantener un acto sexual, es mejor que no lo haga porque obligarse a ello puede llevarle, finalmente, a aborrecerlo", subraya.