El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, condenó ayer los abusos a menores cometidos por algunos religiosos, pero denunció que estos casos se presenten "como si fuera un pecado del clero católico" con el fin de extender "la sospecha de que cualquier cura o fraile puede ser presunto pederasta".

"Salpicar así el nombre de la Iglesia y el nombre de la inmensísima, abrumadoramente inmensa, comunidad de sacerdotes católicos es algo que tiene una intencionalidad y bien lo saben quienes la orquestan", ha afirmado el arzobispo en la homilía de la misa crismal, la primera que preside como arzobispo en la catedral de Oviedo.

Por otro lado, una nueva denuncia de abusos de menores discapacitados en un asilo gestionado por monjas católicas se sumó ayer a la ya larga serie de ese tipo de casos que han sacudido a la Iglesia católica en Austria. Este nuevo caso ha sido revelado por una mujer quien asegura haber presenciado maltratos en el Centro Social San José de la Orden de las Hermanas de la Caridad, en la localidad tirolesa de Mils.