Rodrigo Montero piensa que muchísimos funcionarios trabajan muy bien. "El científico trabaja. Sólo muy pocos no cumplen. ¿Cuál es el problema de que haya funcionarios?", afirma.

-Los resultados mandan.

-Somos el octavo centro de investigación del mundo. No somos tan malos. El 52% de los artículos españoles que se publican en Science y Nature son nuestros, de investigadores del CSIC. No está nada mal. Es falso que los funcionarios no trabajan. Tengo números que demuestran lo contrario.

-¿Entonces?

-Lo malo para el CSIC es que para ser funcionario hay que ser ciudadano de la Unión Europea. Y para ofrecer un puesto de investigador a un australiano o a un canadiense hay que emplear otras herramientas para atraerlo y para retenerlo. No es mejor ni peor ser funcionario. A un científico le da igual, sólo necesita una estabilidad para trabajar. En nuestro sistema se logra la estabilidad tarde, con 38 o 39 años.

-Cuando, al menos en las ciencias duras, ya no es creativo.

-Sí es creativo, pero ya no tiene, digamos, esa vitalidad de los 30 años. Los españoles salen fuera, se dice que es fuga de cerebros. Creo que es parte de la formación. Se debe ir a otras instituciones donde se conocen otras cosas y a otra gente. Ahora no salimos más que otros. Ya tenemos en los contratos de doctor a un 35% que son de fuera, de Alemania, de Italia, de Francia... gente que hizo la tesis y el posdoctorado lo realiza en otros sitios.

-Evaluaciones constantes, decía, pero endogámicas, siempre entre los del mismo club.

-Un club muy duro.

-¿Cómo?

-Hay quizá cierta apariencia de endogamia, pero realmente te juzga alguien externo, no una persona que trabaja contigo. En el Consejo Superior de Investigaciones Científicas no nos autoevaluamos, sino que alguien de fuera nos dice si una persona es adecuada y si su proyecto es correcto. Utilizamos una evaluación interna y una externa. También los jueces están en los tribunales de oposiciones a jueces.