"Me encuentro mucho más ágil, tanto de memoria como de físico. Me sienta muy bien", dice Francisco Mourenza, "el mayor de la pandilla", como él mismo se define en relación a sus compañeros del taller de Prevención de la Dependencia. Y es que Mourenza, de 84 años, es uno de los participantes en las actividades que la Obra Social La Caixa organiza en colaboración con la Consellería de Traballo e Benestar en tres centros de mayores de la provincia para tratar de ahuyentar uno de los males que más territorio han conquistado en los últimos tiempos entre la gente mayor. Uno de ellos, el Hogar de Mayores A Coruña, situado en el Barrio de las Flores, inició ayer su segunda edición del año, es decir, el segundo trimestre que, como cada uno de ellos, renueva sus filas con gente nueva.

Las actividades que los mayores realizan para mantener sus capacidades y su autonomía se ocupan tanto de lo físico como de lo mental. "Hacemos ejercicios para mantener las capacidades motrices, la flexibilidad y el equilibrio, y también cognitivos, como en los que se trabaja la memoria a corto y a largo plazo, las dinámicas de grupo y el lenguaje", explica Milagros Vázquez, la dinamizadora de las sesiones. Vázquez señala que, además, "todos los días hacen un poco de relajación".

La dependencia constituye un temor para ellos. Aunque no la ven cerca, los once usuarios de los talleres presentes ayer en el centro del Barrio de las Flores -el grupo está integrado por un total de 14 personas- reconocen que les asusta la idea de dejar de valerse por sí mismos. Postergar o incluso evitar la llegada de ese día es la meta de las sesiones. La dinamizadora del grupo explica que las actividades pretenden que los participantes "sean autónomos, que estén ágiles en todas sus facetas diarias".

"Venir a los talleres es una terapia para mí, porque conoces gente y todo influye mucho", dice Pilar Galán. Esta usuaria de 66 años asegura notar mucho la diferencia desde que comenzó a practicar las actividades que propone el centro. "Me encanta cómo estoy de cabeza con los ejercicios de memoria", dice, e incide en la importancia de la socialización: "Siempre estoy deseando llegar aquí para estar con gente".

El contacto con otras personas es también el beneficio añadido que más agradece de su asistencia a los talleres María del Carmen García. "Esta actividad cumple una función muy fuerte, porque yo estaba sola y estaba cayendo en una depresión. Lo que más hace es la relación con la gente", apunta esta usuaria, de 70 años, que complementa los ejercicios dedicados a la movilidad de los talleres con los que practica en una piscina.

Coincide con sus compañeras de grupo María Garel. "He mejorado mucho en todos los aspectos, tanto física como anímicamente, aunque lo mejor es estar en grupo. Ya por el camino nos lo pasamos bien", dice esta usuaria del centro de mayores, de 74 años. Y es que los integrantes de los talleres que luchan contra la pérdida de autonomía recorren juntos el trayecto de ida y de vuelta que separa en centro de sus hogares.

Un minibús adaptado a personas con dificultades de movilidad recoge y deja en su casa a cada uno de los miembros de los talleres. Este servicio, gratuito, permite que personas como María Garel, que tiene que caminar con ayuda de un bastón y cuyos problemas de movilidad no le permiten subir a un autobús no adaptado, puedan asistir al centro. Así, el transporte funciona en consonancia con los criterios que definen a los destinatarios de las actividades.

La fragilidad es la característica más definitoria de los destinatarios de las sesiones. Además de evitar el aislamiento y la inmovilización que pueden acarrear las dificultades de movilidad, la relación con otras personas y que tanto agradecen los usuarios es uno de los propósitos del programa, que encuentra en la soledad uno de sus enemigos a batir.

Para que lo adquirido en las sesiones en el centro no se convierta en pasto del olvido, una vez terminado el período de sesiones regulares en el centro, se realiza un seguimiento quincenal durante los tres meses posteriores a los talleres, en que se pretende refrescar, reforzar y personalizar los contenidos. Además, todos aquellos que quieran practicar en sus domicilios pueden solicitar un DVD que contiene un compendio de los ejercicios esenciales que les permite realizarlos de forma autónoma.

En el recién finalizado primer trimestre, el Hogar de Mayores coruñés organizó 8 talleres, en los cuales participaron un total de 103 personas. Desde su puesta en marcha, en 2006, un total de 8.943 mayores gallegos han sido beneficiarios de los talleres, que imparten dinamizadores profesionales y que se organizan en grupos reducidos que, como el de ayer, cuentan con un máximo de 16 personas.

Los asistentes a las actividades del programa de la Obra Social La Caixa acuden a sus respectivos centros de mayores para realizar los ejercicios dos veces por semana, aunque muchos agradecerían poder encontrarse con sus compañeros de grupo con más frecuencia, como María Garel: "Los talleres deberían ser más días".