Hace 200 años, la corona española encargó al marino italiano Alejandro Malaspina la primera gran expedición "político-científica" por todos los mares del mundo. ¿Para qué? Para conocer y que constara en acto qué extraños animales y plantas poblaban las aguas del globo. Por aquel entonces, sin rádar ni sónar ni analizador de moléculas a bordo, 200 hombres se embarcaron en las corbetas Atrevida y Descubierta.

Zarparon de Cádiz en 1789 y regresaron al mismo puerto cinco años después, con muchos secretos perdidos entre el oleaje. Dos siglos después, más de 250 científicos españoles llamados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se pondrán las botas marineras de Phileas Fogg para dar la vuelta al mundo en barco, no en ochenta días sino en ocho meses. Será una aventura científica más ambiciosa pero con el mismo espíritu de retratar cómo están los cinco océanos del mundo con la tecnología del siglo XXI. Y con una gran ventaja, todo lo que la ciencia ha conseguido conocer acerca de los océanos desde el 1800, un inmenso background oceanográfico con el que Malaspina y su cuadrilla no contaban.

Más de 30 investigadores gallegos, junto a compañeros mallorquines y catalanes, se subirán a bordo del buque Hespérides para realizar un estudio en profundidad (tan profundo que alcanzará los 5.000 metros bajo el nivel del mar) de la biodiversidad oceánica y, al mismo tiempo, de los efectos del cambio climático. Son científicos que trabajan en el CSIC, en las sedes de Vigo y A Coruña del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y en la Universidad viguesa, todos ellos al mando de Carlos Duarte, jefe y cerebro de la aventura, titulada para la posteridad: "Expedición de Circunnavegación Malaspina 2010: cambio global y exploración de la biodiversidad del océano". Participarán, en total, más de 250 investigadores de 19 instituciones españolas, una cifra que asciende a 400 al incluir a los estudiantes y científicos de 16 organismos extranjeros asociados al proyecto, entre los que destacan la NASA, la ESA o las universidades de Río de Janeiro, Washington, California y Viena.

Xosé Antón Álvarez Salgado, químico e investigador del CSIC en Vigo desde hace más de 20 años, es uno de los científicos gallegos elegidos para protagonizar la mayor expedición científica marina de la historia. Ayer viajó a Madrid para estar presente, junto a sus colegas del gremio, en la presentación de la ruta Malaspina del siglo XXI.

"El espíritu de esta circunnavegación es el mismo que el del primer hidrógrafo que estudió la flora y la fauna marina: Malaspina. Evidentemente, por aquel entonces interesaba más el naturalismo, definiendo animales, plantas y tratando de explicar lo que había en el fondo marino. El objetivo de esta expedición es más actual: hacer una fotografía de los océanos a principios del siglo XXI, para, dentro de 20 o 30 años realizar otra y ver cómo ha influido el cambio climático", explica Álvarez Salgado. Otra de las claves del periplo marino es la genómica: "Buscar especies nuevas y definir el genoma, como una de las ciencias que está más en auge en la actualidad", señala.

Los investigadores, que partirán de Cádiz en noviembre para regresar al mismo puerto el próximo verano, recogerán desde el Atlántico hasta el Pacífico 70.000 muestras de aire, agua y plancton. "Lo que más interesa, en esta ocasión, es la parte más profunda de los oceános", añade Álvarez Salgado, que desconoce qué parte de la ruta le tocará cubrir. No todos los investigadores pasarán ocho meses a bordo. Habrá turnos y, en cada tramo, de entre 25 y 40 días, se pondrán la ropa de agua unos 35 científicos. "Mediante este sistema de escalas, siempre habrá al menos un gallego a bordo", bromea el científico vigués.

Objetivos

Retratar el océano profundo. Ese es el lema. El buque Sarmiento de Gamboa apoyará al Hespérides en una travesía alternativa. Más de 42.000 millas náuticas para robarle al globo pequeños trozos de masa líquida cargada de información que, una vez en tierra, tardará meses en ser analizada para sacar conclusiones y elaborar un mapa oceanográfico que se divulgará en todo el mundo. Al menos, ese es el objetivo del CSIC. Río de Janeiro, Punta Arenas, Patagonia, Ciudad del Cabo, Australia, Honolulú, Panamá, Cartagena de Indias y Cartagena (España). Cádiz como puerto estrella. Aunque no hay recalada en Galicia, el colectivo científico de la comunidad estará más que presente en la atractiva travesía de los océanos. Con su dominio del mar gallego, elaborarán un atlas oceánico en una cápsula del tiempo.