Los casos de bebés robados o los cambios de niños al nacer serían hoy en día prácticamente imposibles porque los hospitales cuentan con un riguroso protocolo de identificación. Los sistemas empleados en los centros gallegos son las pulseras que vinculan a madre e hijo y las huellas plantares, pero, de momento, en ninguno se aplica la tecnología digital. En 1995 se aprobó por unanimidad la Ley de Garantías de los Derechos de la Infancia y Adolescencia, que en un capítulo establece "el derecho de los niños a ser correctamente identificados en el momento de su nacimiento". Esta norma adquirió carácter obligatorio en el año 2000 y, a partir de ese momento, la toma de huellas dactilares y el sistema de identificación mediante brazaletes más o menos complejos comenzó a implementarse de forma inmediata.

Según la supervisora de la unidad de partos del Hospital Materno Infantil de A Coruña, Juana Ruiz, "nada más nacer, al bebé se le adjudica una pulsera en la que se escribe el nombre y el número del historial clínico de la madre, quien también lleva otra igual". Este método "garantiza la relación del recién nacido con su madre biológica durante el tiempo que permanecen en el hospital", añade la matrona del centro coruñés. Por otra parte, en la misma sala de partos y después de colocar la pulsera, se toma con tinta la huella de la planta del pie del niño.

"Esta prueba biológica es un complemento más y queda registrada en la partida de nacimiento del pequeño", explica Ruiz. En otras comunidades como Andalucía, en lugar de la huella plantar se realiza una muestra de sangre del cordón umbilical del bebé, que se incorpora a la ficha del recién nacido.

El cambio de organización de la unidad de partos "favorece el contacto entre madre e hijo cuanto antes y facilita que los progenitores puedan reconocer al pequeño", por lo que los nidos abarrotados de bebés, muy frecuentes en la década de los 90, ya son una imagen para el recuerdo. Esta modificación, según Ruiz, "ha sido progresiva" y responde a las demandas de los padres. Para seguir avanzando en este sentido, la doctora propone adaptar la estructura física del hospital, además de mejorar la organización del personal sanitario y su formación.

Durante el parto, la matrona es quien se encarga de identificar al recién nacido con la pulsera y además de la madre la persona que acompaña a ésta en el alumbramiento es testigo del proceso. "Se debe insistir a los padres en la importancia de ese requisito", indica la facultativa del Materno, aunque eso implique "interrumpir la emoción de ese momento tan especial".

"La separación física de madre e hijo puede suponer un problema, pero el riesgo se minimiza gracias a las rigurosas comprobaciones que se realizan durante su instancia en el centro sanitario", señala la matrona del hospital coruñés. Una vez que salen del paritorio, las madres permanecen con los bebés en la sala de puérperas, pero si por algún motivo como la realización de unas pruebas, tienen que separarse de su hijo, los profesionales deben cerciorarse antes y después de que coinciden los datos de las pulseras de ambos. Este procedimiento se vuelve a repetir cuando se da el alta hospitalaria. De hecho, Ruiz aconseja a sus pacientes que no se quiten la pulsera identificativa hasta que lleguen al domicilio. Debido a estas "múltiples comprobaciones" que permiten "solventar cualquier incidencia en el momento", los errores "son impensables".

En caso de que haya que cambiar la pulsera porque los datos no se vean bien hay que hacer el cambio delante de los padres y colocar la nueva antes de retirar la defectuosa.

Ruiz deja claro que todo el equipo está implicado en la correcta identificación de los recién nacidos porque es "un objetivo de calidad del hospital y las equivocaciones son excepcionales". Además, recuerda que el artículo 220.5 del Código Penal recoge que la sustitución de unos niños por otros por imprudencia puede suponer penas de prisión entre seis meses y un año.

Nuevas tecnologías

El sistema biométrico dactilar permite recoger las huellas digitales de los recién nacidos. Se trata de un nuevo sistema, probado en 1999 en el Hospital La Paz de Madrid, que está formado por un codificador con el que se colocan tres pulseras con códigos de barras: una para la muñeca de la madre y las otras dos para el tobillo y la pinza del cordón umbilical del bebé.

La responsable de la unidad de partos del Materno de A Coruña defiende la seguridad de los métodos que usan en el centro y no cree que los avances tecnológicos ofrezcan más fiabilidad. "La pulsera es el sistema que permite la identificación más inmediata y sin errores y el hecho de que sea más o menos sofisticada no influye en su seguridad y fiabilidad ", aclara la matrona. Desde el centro coruñés no descartan incorporar nuevos métodos en un futuro, aunque por el momento, continuarán con el reconocimiento mediante la pulsera y la huella plantar, como se establece en el último protocolo del Sergas.