La coruñesa Susana Martínez-Conde, directora a sus 39 años del Laboratorio de Neurociencia Visual del Barrow Neurological Institute de Phoenix, es uno de los coordinadores de Neuromagic 2011. El engaño de la mente, el primer encuentro mundial de neurocientíficos y magos que se celebra estos días en la isla de San Simón y que toma el nombre del libro de la neurocientífica y Stephen Macknick han publicado en Estados Unidos y que saldrá a la venta el próximo mes de octubre en España. El encuentro, que pretende confrontar los conocimientos científicos sobre los procesos cognitivos y la experiencia de los ilusionistas en la manipulación de la atención, tuvo ayer una demostración práctica en la Cidade da Cultura, en Santiago, en la que la propia Martínez-Conde explicó qué sucede en el espectador mientras el conocido mago James Randi ejecuta varios trucos de magia. "Hemos llegado a conclusiones desde el punto de vista de la ciencia cognitiva que los magos ya conocían hace tiempo", afirma la científica.

-¿La mente nos engaña?

-Sí o el cerebro nos engaña en todo momento, no sólo cuando asistimos a un espectáculo de magia.

-Magia y neurociencia parecen realidades opuestas, sin embargo usted emplea recursos de la magia en sus investigaciones en el laboratorio.

-Son dos campos que pueden extrañar a primera vista que se reúnan, pero que tienen intereses comunes, aunque hasta hace poco no lo sabíamos.

-¿Cuáles?

-Interés por comprobar los procesos cognitivos: cómo percibimos, la memoria... todos son procesos que los magos manipulan o dirigen en sus espectáculos y al mismo tiempo desde el punto de vista neurocientífico tienen mucha importancia.

-Porque, ¿qué suponen?

-Toda nuestra experiencia, ya sea lo que vemos, lo que oímos, nuestros recuerdos, lo que imaginamos..., todos son actos neuronales y desde la neurociencia nos interesa desentrañar las bases neuronales del cerebro que subyacen en la consciencia.

-¿Y qué sabemos de todos estos procesos?

-Del cerebro sabemos muy poco. Por eso es muy interesante establecer colaboraciones con las distintas artes, entre ellas, la magia. La neurociencia cognitiva es relativamente reciente mientras que la magia lleva siglos. Hemos estado reinventando la rueda cuando los magos hace tiempo que emplean técnicas para manipular la atención, que a nosotros nos pueden servir para mejorar el diseño de los experimentos, y tienen sus propias conclusiones sobre los procesos cognitivos. La idea es validarlas o invalidarlas en el laboratorio. Por dar una idea: en el procesamiento de la información hay más de dos docenas de áreas del cerebro implicadas y sólo conocemos las tres primeras.

-¿Ya hay conclusiones?

-Empezamos en 2006 y justo acabamos de finalizar uno en el que hemos colaborado con el mago Apollo Robbins y en el que hemos concluido que el movimiento de las manos del mago es curvo o recto dan lugar a distintos tipos de movimientos oculares, es decir, que la atención se dirige hacia un lado u otro según el movimiento sea recto o en curvado. Y este es el primer descubrimiento de la magia con aplicación a la neurociencia.

-¿La utilización de la magia por parte de la neurociencia cuenta con el respaldo de la comunidad científica?

-Hemos tenido una recepción inmejorable de nuestros colegas. Hace dos años, el congreso anual de la Society for Neurosciencie incluyó una sesión con dos magos al que acudieron 7.000 neurocientíficos, lo que la convirtió en la de mayor participación.

-¿Qué aplicaciones puede tener el conocimiento de estos procesos en la práctica?

-En el área del autismo, por ejemplo, hemos percibido que el autista puede percibir ciertos trucos de magia de forma distinta porque muchos se basan en manipulación social (posición de la mirada, dirección del cuerpo...), maniobras que emplean los magos pero que tienden a fallar en personas con autismo, menos influenciables a estas propuestas. Esto podría suponer un diagnóstico temprano y nuevas terapias.