Enseñar mediante un lenguaje sencillo en qué consisten los cuidados paliativos y dar las claves a pacientes y familiares para que afronten esta etapa "como una parte más de la vida" y no solo como el preámbulo de la muerte. Este es el objetivo de la facultativa Wilma Tripodoro -jefa de Cuidados Paliativos del Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari (Universidad de Buenos Aires) y miembro de la ONG Pallium Latinoamérica- que hoy presenta su libro Te voy a acompañar hasta el final. Vivir con cuidados paliativos, a partir de las 20.00 horas, en el Colegio Oficial de Médicos de A Coruña.

-¿Es un error equiparar los cuidados paliativos con los últimos días de vida del paciente?

-Sí, los cuidados paliativos no deben ofrecerse solo cuando el enfermo ya está en fase terminal sino inmediatamente después de que se le diagnostique una enfermedad que va a costarle la vida, pero a lo mejor no hasta dentro de unos años. Hay que hablar de cuidados continuos y no paliativos. El objetivo del libro es que los pacientes vean esta parte como una etapa más de la vida y no como solo el final. Hay que convencerlos para que vivan esta fase de la forma más activa posible.

-Entonces, ¿cuál es la definición de cuidados paliativos?

-Es una intervención multidireccional en donde actúan desde los equipos médicos hasta los familiares, sacerdotes... Abarca todas las esferas del paciente (física, social, psicológica...) y la finalidad es aliviar no solo los síntomas y el dolor sino prevenir, evitar el sufrimiento de esa persona.

-¿Qué ventajas tiene adelantar estos cuidados?

-Hay que pensar que si equiparamos cuidados paliativos con la muerte, un paciente con cáncer, por ejemplo, que recibe quimioterapia tiene miedo a morir y por tanto, no quiere recibirlos porque cree que todavía no está en esa fase. Si se generalizan y adelantan, el paciente podrá adaptarse mejor a su nueva situación y vivir mejor. A esto también contribuye no temer que se hable de la muerte, algo que ha cambiado en los últimos tiempos.

-¿Ha cambiado la concepción de la muerte en la sociedad?

-Sí, en la primera mitad del siglo XX la muerte era más doméstica, se hablaba de ella con naturalidad y toda la familia participaba de ella. Incluso los niños acompañaban a sus abuelos hasta el final. Ahora es justo lo contrario. No se habla de la muerte y se esconde en hospitales donde pocos pueden acompañar al paciente. Esto no nos ayuda a cuidar a estas personas ni a pensar cómo pasaremos nosotros esta etapa.

-¿Qué le parece que algunos países regulen la llamada muerte digna?

-Creo que la dignidad de una persona es algo de su día a día, no de su muerte y que se confunde este término con la eutanasia. Desde luego no es lo mismo. Yo estoy de acuerdo con las directivas médicas anticipadas, en las que el paciente expresa su voluntad de seguir o no un tratamiento llegada una determinada fase de la enfermedad. También estoy a favor de no continuar con un tratamiento -ya sea aplicar la sonda para alimentar o el respirador- si sabemos de antemano que va a ser inútil, que no va a mejorar al paciente.

-Pero ¿no está a favor de la eutanasia?

-Creo, al menos en mi país, que la eutanasia -es decir, la muerte que pide de forma voluntaria el paciente y para la que se le aplica una medicación letal- precisa de un debate profundo. Esto no se ajusta a lo que promueven los cuidados paliativos y además, hay que ver si esa persona quiere morir o no quiere vivir así. Yo tuve una paciente que me pedía la eutanasia, pero una vez aliviado su dolor y su situación personal ya no la volvió a pedir.

-¿Qué consejos le daría a los familiares de pacientes en cuidados paliativos?

-Que no crean que el dolor es algo normal en pacientes con ciertas patologías. La medicina ha avanzado mucho y se puede evitar el sufrimiento del paciente. La frase de 'no se puede hacer nada' solo sirve para decir que no puede curarse, pero aún hay mucho por hacer. El poder aliviar el dolor es un derecho del ser humano.