Mercedes Benz Fashión Week Madrid, la antigua pasarela Cibeles, cerró ayer sus puertas con las propuestas de los jóvenes creadores que presentaron sus diseños para el próximo otoño-invierno en El Ego, el espacio reservado para los más noveles en el arte de la moda. En esta ocasión, dos gallegos tuvieron la oportunidad de mostrar sus creaciones en una de las principales pasarelas nacionales: David del Río y Mercedes Castro.

Del Río plasmó en sus vaporosos vestidos la melodía jazz de los años 20 americanos, marcada por un estilo de alta sociedad del momento y con dos referencias clave: Manhattan Transfer y El Gran Gatsby (el personaje multimillonario sin pasado pero con el recuerdo de una mujer), figura esta última que también homenajeó Roberto Verino en su colección.

El joven gallego defiende su colección como "muy actual". "Sabemos -explica- que esa década se caracterizó por la opulencia, pero también por una depresión debido a la caída de la bolsa el 29. Desafortunadamente, ahora, estamos pasando por algo similar".

El diseñador optó, para El Ego, por mostrar el encanto de la riqueza con vestidos joya extremadamente pesados, más propios de un ensueño que de la realidad. Uno de ellos, en seda verde con camelias bordadas, presentaba más de 306.000 piedras. "Son prendas muy pesadas, muy difíciles de llevar. Son para pasarela", aclara.

Como contraste, los estilismos de mujer para calle son livianos, en seda y chantilly para dar movimiento frente al más pesado paño de lana y alfombra, este último, bordado a mano para abrigos, chaquetones y alguna falda.

Para los chicos, innovación con tendencia clásica. "Con ellos, juegos a la sastrería clásica con siluetas más andróginas. Son trajes pensados para ser llevados por ellas; pero una vez hechos, me di cuenta de que era más innovador en los hombres", detalla.

A punto de ingresar en el equipo de la gallega Purificación García, llegó a El Ego tras enviar su candidatura en noviembre. "En diciembre me avisaron de que estaba seleccionado. Ya tenía el 50% de la colección preparada porque la había hecho para el curso. Es una satisfacción personal participar en esta pasarela con 300 medios acreditados. Es una oportunidad buena para alguien como yo, que casi está empezando", puntualiza.

Aunque desde Secundaria, quiso estudiar Diseño, finalmente optó por el escaparatismo, hasta que nació el centro de Estudos Superiores en Deseño Téxtil e Moda de Galicia . "Decidí que era ahora o nunca y me matriculé en una de las mejores escuelas de España donde la preparación es dura, una especie de Operación Triunfo de la moda. De mi promoción, entramos 30 y acabamos seis", revela.

La otra gallega que ayer participó en Cibeles fue Mercedes Castro. La colección para mujer -pero que también se le puede dar el carácter de unisex- de esta joven demostró ayer que el deseo de la gallega era ante todo experimentar con el punto a través de prendas tejidas por ella misma en los últimos meses. Tras su último año en la escuela de moda de Galicia, Castro se encuentra ante "un eslabón más" de su carrera. "La situación no es nada ideal, esto es un paso más en el camino", reflexiona.

Castro explica que trabaja prácticamente sin patrón. Parte de una idea, comienza a tejer y finalmente va a adaptando su invención al modelo que tiene presente. Como resultado, tanto estilismos ponibles como imposibles.

¿Se pondría una chica un vestido de punto grueso con un Principito bordado enorme en el tronco de la prenda y con volumen en el tramo inferior? ¿Y si el cliente fuese un chico? Para Mercedes Castro, no debería haber diferencia, solo ganas de experimentar la moda.

A sus 38 años, lleva ya media vida entre hilos y agujas. Fue de su madre de quien aprendió a tejer, comenzando a hacerse prendas desde pequeña. No es el único recuerdo de su infancia en la desenfadada colección presentada ayer en Madrid. Los dibujos de cómic y literatura infantil están presentes. "Me gusta hacer retroceder a la infancia. Una parte de nuestro ser adulto será siempre un niño y, precisamente, eso es lo que hay que recuperar", señala.

Para esta creadora, muchos de sus estilismos "podrían verse en Nueva York o Berlín, pero no en algunas localidades gallegas porque en las dos primeras ciudades, a nadie le interesa lo que llevas puesto", razona una diseñadora que dice no pensar en el reconocimiento. "Yo no me planteo tener éxito", afirma.

Castro, al igual que Del Río, no tiene más que buenas palabras para la escuela en la que se formó. "Se trabaja mucho la innovación en Esdemga así como la creatividad; por eso, el nivel es muy bueno", reconoce una persona que ya ha comenzado a enviar currículo para conseguir trabajo. "Me gustaría trabajar en el equipo de un diseñador consagrado, donde trabajar y experimentar con el punto", dice.