Es un tipo de medicina alternativa cuyo nombre procede del griego homeo (similar) y patía (sufrimiento). Utiliza preparados medicinales muy diluidos que buscan crear los mismos síntomas que está sufriendo el enfermo y pretende aplicar la premisa de que "lo similar se cura con lo similar". Aunque parezca un contrasentido, sus cultivadores tienen una explicación, pues dicen que una sustancia capaz de provocar un síntoma patológico en alguien sano es capaz, a dosis infinitesimales, de tratar esos síntomas en quien se halle enfermo.

Con estos tratamientos individualizados se busca estimular el sistema inmunitario de los pacientes contra el patógeno que les está atacando y recuperar así el equilibrio que han perdido, sea cual sea el motivo. Los homeópatas defienden que, cuanto más diluido en agua esté un ingrediente activo procedente de la naturaleza (animal, vegetal o mineral), más potente será su efecto, tras someterlos a un proceso de "dinamización" o "potenciación".

El procedimiento de elaboración consiste en diluir progresivamente la sustancia, agitarla vigorosamente, volver a diluir, agitar y así sucesivamente, hasta alcanzar la proporción buscada. Las diluciones están establecidas en función de la aplicación a la que se va a dedicar el compuesto; las menores para trastornos agudos (vómitos, diarreas, tos, etc...) y las mayores actuarían en el ámbito mental y emocional y que resultan más indicadas para tratamientos de problemas crónicos. El producto final obtenido se debe tomar siguiendo las pautas prescritas por el especialista en cuanto al horario, las dosis o el tiempo de tratamiento y no modificarlas salvo prescripción.

Debo comentar que tiene muchos detractores entre la clase sanitaria porque señalan que no tiene base científica ni experimental y que los resultados no pueden ser demostrados e, incluso, serían similares a los de cualquier placebo. Por otra parte, existen también numerosos defensores que mantienen su postura y consideran que es una opción estupenda ya sea de manera individual o combinada con la medicina tradicional.

En cualquier caso, lo único recomendable es acudir a un especialista titulado y no tomar nada que no haya sido preparado en un centro especializado. Para evitar problemas, en España se ha elaborado una legislación muy clara que la considera un "acto médico", lo que permite regularla y que quede restringida a ser llevada a cabo por personal cualificado para evitar el intrusismo y que los pacientes sepan exactamente quién les está tratando. En manos del consumidor está elegir al mejor profesional y evitar confusiones que pueden afectar a su salud.

La gran aceptación que ha tenido ha favorecido el desarrollo de un enorme conjunto de preparados. Un número elevado son de uso común y se han ido popularizando entre los seguidores de la homeopatía. Podemos destacar los siguientes:

-Ruta graveolens: está indicada para tratar torceduras, esguinces, etc... sobre todo de muñeca, aunque también se utiliza para los tobillos, por ejemplo.

-Apis mellifera: de gran interés en las urticarias de diferente procedencia.

-Ignatia amara: muy utilizada para reducir la ansiedad asociada a estados de estrés.

-Nux vomica: favorece las digestiones y también se ha utilizado como coadyuvante en personas que quieren dejar de fumar.

-Calcarea carbónica: indicada para bronquiolitis, asma, etc.

-Arnica montana: se está demostrando eficaz en el tratamiento de golpes y hematomas.

A pesar de esta información y de lo que hayáis podido oír o leer, pensad que no puede ser utilizada de manera arbitraria y que jamás debe sustituir el tratamiento prescrito por el médico. Es una opción que resulta adecuada únicamente en casos concretos y siempre bajo prescripción de un especialista, por lo que no puede ser consumida de manera indiscriminada ni comprarla fuera de los cauces legalmente establecidos. Ante cualquier duda o reacción anómala, consulta con el especialista.