La joven de 24 años que sufrió un aborto fallido afirmó ayer que está satisfecha con la sentencia que condena al médico a pagarle 420.000 euros por daños morales y para mantener a su hijo porque tuvo que dejar su trabajo a raíz del embarazo y actualmente no tiene "nada" y vive de sus padres.

La joven de Palma explicó ayer en el despacho de su abogada cómo vivió todo el proceso de someterse a un aborto y luego descubrir que seguía embarazada cuando lo estaba de más de 22 semanas y ya no podía volver a abortar.

T.P., que no quiso mostrar su rostro ni que figurara su nombre, recordó que en abril de 2010 acudió a una clínica de Palma y fue atendida por el médico E.R., quien le practicó un aborto, tras lo que, dos semanas después, el mismo facultativo le hizo una revisión y aseguró que todo había salido bien.

La mujer acudió unos meses más tarde a la clínica pensando que estaba embarazada de nuevo y en la ecografía se vio que, en realidad, nunca lo había dejado de estar, ante lo que la clínica le prometió que le pagaría los gastos para abortar en un centro de Barcelona, cuando, según relató ayer, ya no podía legalmente someterse a la operación al llevar más de 22 semanas de gestación.

"En ese momento estaba nerviosa, decidí asesorarme y me dijeron que era un delito abortar a partir de las 22 semanas", narró la indemnizada por esta sentencia inédita que puede ser recurrida.

Por otro lado, dos asociaciones de jueces discreparon ayer sobre los fundamentos de la sentencia, ya que mientras una opina que es "llamativa" la otra la ve "absolutamente normal".

El portavoz de la mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura (APM), Pablo Llanera, opinó que es "evidente" que lo "llamativo" de la sentencia es que "se viene a considerar como un perjuicio el desarrollo de una vida y durante 25 años".

Por parte del Foro Judicial Independiente, su portavoz, Ángel Dolado, señaló, sin embargo, que la resolución "entra dentro de la más absoluta normalidad en la jurisprudencia".