Visto para sentencia. El juicio contra la excuidadora acusada de administrar Trankimazin a bebés en una guardería de Vigo concluyó ayer tras cinco jornadas. En la última sesión, la de los informes finales, la fiscal rebajó de 14 a 12 los años de cárcel que pide para Noelia V.G. y de nueve a ocho los niños afectados por la sedación. El Ministerio público considera que "no hay dudas" de que fue la joven quien dio el ansiolítico a los menores y ve una "prueba demoledora" que ella era la "única persona" de la escuela con "acceso" al fármaco, que le recetaban por su trastorno depresivo. "Los padres (de los lactantes) sufrieron probablemente el mayor susto de su vida", dijo. La acusada renunció a su derecho a la última palabra: "No, no tengo nada más que añadir".

Tras la modificación de sus conclusiones provisionales, la Fiscalía pide 12 años de prisión por un delito contra la salud pública y otros cuatro de lesiones, estos últimos por cada bebé que fue hospitalizado. En la petición inicial eran cinco delitos de lesiones, pero eliminó uno que ahora califica como falta -por la que pide 450 euros de multa- por ser un menor que no precisó de ingreso. Además de cárcel, pide la inhabilitación por igual tiempo para trabajar con niños y otra multa de 300 euros. En concepto de indemnizaciones, pide en total 7.500 euros con la responsabilidad civil subsidiaria de la guardería y la solidaria de una aseguradora.

La fiscal concluye que "al menos" ocho lactantes -y no nueve como sostenía inicialmente al dar negativo un niño en las pruebas de orina y cabello- fueron intoxicados con Trankimazin: el "nexo común" era el aula de bebés de la guardería. La acusación pública resaltó que esta escuela infantil llevaba 22 años funcionando sin que se produjeran "situaciones similares" hasta que empezó a trabajar Noelia el 22 de febrero de 2010, día en el que, remarcó, una niña ya presentó "síntomas" coincidentes con los de la intoxicación. Y tras su despido, al descubrirse las sedaciones el 12 de marzo, nunca más volvió a haber estos problemas.

Historial

Las pruebas también apuntan a ella, razonó, porque todos los niños excepto uno, al que sí cuidaba a la hora de la comida, eran de su aula. Y considera "demoledor" que "el historial farmacológico" arrojase que era la "única persona" de la guardería con acceso al Trankimazin. También resaltó las "contradicciones" de la acusada, que ante la Policía negó consumir el medicamento. Noelia alegó que mintió para que no la tomasen "por loca" y afectase a su trabajo, pero la fiscal dice que lo hizo para no reconocer que tenía ese medicamento. También resaltó sus "cambios de versión" sobre el número de pastillas que consumía. En su casa faltaban "diez pastillas" -y las había partidas- que la fiscal no se cree que las tomase ella, como la acusada insistió en el juicio. "Estaban en el organismo de los bebés", opinó.

El hecho de que los afectados fuesen bebés y que ella fuese su cuidadora "merece mayor reproche penal". Y aprecia "dolo": "Se la veía desbordada para calmarles, para que dejasen de llorar...". Recordó que dar Trankimazin a niños podría haber tenido "consecuencias fatales", incluso la muerte: "Quiso administrárselo y asumió las consecuencias". Los padres deben ser indemnizados porque, pese a no tener secuelas sus hijos, pasaron "el susto de su vida".

Y la guardería debe responder como responsable civil subsidiaria porque no adoptó "las diligencias adecuadas" al contrastar el currículum de la acusada y llamando sólo al último centro donde había estado, recordando que, iniciada la investigación, "la Policía con simples llamadas supo que había habido problemas" en otras escuelas. "Si las llamadas se hubiesen hecho antes, a lo mejor se hubiese podido evitar", aseveró. También recordó que el aula donde trabajaba la acusada no tenía autorización de la Xunta y no se remitieron los certificados médicos de la acusada.

Las tres acusaciones particulares, además de penas de prisión, piden indemnizaciones de entre 10.000 y 15.000 euros para los padres que representan por la "angustia " que vivieron. Calificaron de "repulsivo" el proceder de la cuidadora.