Un equipo de investigadores españoles comprobó que la regulación del ADN se distorsiona conforme el ser humano suma años, un hallazgo que permitirá diseñar terapias para frenar tanto el envejecimiento como uno de los males cuyo riesgo de aparición se incrementa al hacerse mayor: el cáncer.

Un equipo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge, liderado por Manel Esteller, analizó los glóbulos blancos de un recién nacido y de su bisabuelo centenario, y observó que entre dos miembros de una misma familia se producen cambios en el epigenoma, que es el regulador de la actividad de los genes.

"En los extremos de la vida hemos observado que el epigenoma es diferente, lo que significa que la regulación del ADN participa activamente en el envejecimiento", destacó Esteller.