Boda en Londres. El exalcalde de Marbella, expareja de Isabel Pantoja y expreso Julián Muñoz viaja a Londres. Se va con su nueva novia de boda familiar. Hasta ahí todo normal. Solo que Julián, a diferencia de ustedes o yo, tiene que pedir permiso y obtener las providencias de los presidentes de las secciones Primera y Segunda de la Audiencia de Málaga, que son los que le hacen sentarse periódicamente en el banquillo de los acusados. Los hados se aliaron en favor de Muñoz. La fiscal no estaba de acuerdo porque el viaje venía a coincidir con la cuarta sesión de la pieza separada de la operación Malaya, esa que no es malaya sino parecida y que volvió a reunirle con Pantoja, aunque en circunstancias menos gratas. Pero la cosa fue rápida y Julián pudo volar. Los jueces hace tiempo que piensan que no hay riesgo de fuga, no le ven fuera de España. Piensen que aquí tiene su vida. Y sus platós. La diputada de Coalición Canaria en el Congreso, Ana Oramas, le acaba de poner el cascabel al gato. Ella propone que se impida a las televisiones pagar entrevistas a condenados o imputados con indemnizaciones pendientes. Y cita las entrevistas televisivas a Luis Roldán, el exdirector de la Guardia Civil; la madre de El Cuco y, por supuesto, el exalcalde de Marbella. Calcula que Julián Muñoz ha cobrado 350.000 euros por maquillarse, mirar a cámara y someterse a los interrogatorios de los colaboradores, a careos o a polígrafos, si se tercia. "Hay que evitar que el delito genere derechos de autor", dice la diputada canaria. No sabe en qué país vive. Y mientras, Julián, en la city. De boda.

El control de carretera. Un control rutinario (rutinario debía de ser, sin duda) de la Guardia Civil de Tráfico realizado en la autovía de acceso a los municipios de Motril y Salobreña (Granada) sorprende a la artista (¿?) Leticia Sabater conduciendo un vehículo sin llevar puesto el cinturón de seguridad y con todos los puntos del carné de conducir retirados. Hasta ahí la noticia. Los paréntesis son añadidos propios. La historia sigue, y acaba bien para la Sabater: al final archivan porque los de Tráfico, déjate también, no le habían notificado la circunstancia. Datos complementarios: Leti no conducía por placer, sino por trabajo, ahora actúa en un circo, a la espera de la puesta en marcha de un reality a su imagen y semejanza para encontrar un hombre; aunque la vean así, pizpireta, con mucha marcha y coletas y aun tengan presente su pasado de presentadora infantil -no se dejen engañar, recuerden a Xuxa-, Leti es una mujer hecha y derecha, desde hace décadas en edad de conducir, de tener novio, de recuperar los puntos del carné y de volver a la cumbre de la fama. Sin que Tráfico se interponga.

Princesa en biquini. Salen a la luz las fotografías de Catalina, la duquesa de Cambridge, en biquini, y hay revuelo, y expectación, y comentarios. Pero no los que yo esperaba. Para empezar, a Kate y Pippa, las Middleton, les hemos visto el culo (con perdón y siempre cubierto de prenda, más o menos escueta) hasta la saciedad. Y en Ibiza mismo. Pero, claro, no es igual cuando una es princesa. Excepto en el caso de las monegascas, que a Estefanía en los 80 lo raro era verla con ropa y a Charlene ya me dirán, nadadora profesional. Han comentado la belleza del paraje de las Sheychelles elegido para la luna de miel, lo florido del bermudas del príncipe Guillermo, la sobriedad del negro de ella y, de nuevo, su delgadez. Hasta la diseñadora burgalesa Amaya Arzuaga, interrogada sobre las escualideces principescas en general, opina "la niña está estupenda pero es planísima". De todo. Menos la cuestión que me inquieta, digna de Cuarto milenio. ¿Es ella, Kate, realmente? ¿O me la han cambiado?

Los Hollande y los Llongueras Ni los mejores apellidos se libran. Ahí tienen a los Thyssen, a los Alba, a la mismísima primera familia del país. Así que por qué iban a tener que entenderse las familias presidenciales, por qué no iba una primera dama a tenerle manía a la ex de su marido, por qué no iban a salir los hijos de la primera esposa en defensa de su madre en contra de la otra. ¿No le pasó a Sarkozy? ¿Por qué no a Hollande? Pero, tranquilo, pueblo francés, esas cosas se terminan apaciguando. Si se ha firmado la paz en los salones Llongueras, después de que la hija del peluquero de la voz imposible despidiera al padre y fundador, cómo no en el Elíseo.

Gafes. Líbreme el cielo de caer en supercherías. Lo decían de Isabel Pantoja, lo del gafe, y se ha sentado en el banquillo por su mal ojo al elegir alcalde, pero yo nunca creí lo del agüero. Ni yo, ni el 78,9% de los españoles, según encuesta realizada en su día por Antena 3. Menos podré dar crédito al caso de la duquesa de Alba. Pero igual algo de mal fario sí que hubo en esa boda. Se casa la doña más contenta que unas pascuas y Eugenia causa baja por una repentina e inoportuna varicela. Rompiendo las estadísticas, puesto que, según parece, la incidencia mundial de los casos de varicela se estima en 60 millones al año, de los que 57 millones corresponden a niños y 3 a adultos. Al poco, Cayetana se cae, se rompe la cadera y se queda sin luna de miel. Se planta en el altar vestida por Victorio y Lucchino y ahora los V&L se ven como se ven, con acreedores, despidos, cierres, embargos y al borde del precipicio. ¿Y qué me dicen de Tom Cruise? Que fue conocer a la duquesa y que Katie Holmes cogiera a Suri e hiciera las maletas.

¿Qué hacen juntos en el circuito del Jarama Jesulín de Ubrique, María José Campanario y Ana Botella? Acuden a un evento benéfico. Los famosos -no es que la señora de Aznar no lo sea también, es que ella se queda en uniforme de alcaldesa- se ponen el mono azul y el casco y echan unas carreras. A Jesús y María José les ponen la alcachofa delante y ellos hacen balance -ideal- de los diez años de matrimonio que están a punto de cumplir, de las notas -ideales- que les sacan los niños, incluida la hija de Belén Esteban, habrá que suponer, y también y sobre todo Campanario, que volvió a las aulas para hacer prótesis dentales y saca matrícula de honor, y de lo tranquilos y bien -ideales- que están ahora con la princesa del pueblo. Más al sur, en Cádiz, está por resolver el embargo de Ambiciones, la finca, por deudas de Humberto, el padre, tras quedar desierta la subasta. La Audiencia estudia los recursos para decidir si se apiada o no de María José y su madre, Remedios, condenadas a un año y once meses de prisión, lo justo para no ir a la cárcel, por aquello de arreglarle -presuntamente hasta que no haya sentencia firme- una pensión a la mujer. Ellos siempre quemando asfalto.