Enciclopédicos. Atención: convención al más alto nivel en Washington DC. Se trata de la conferencia anual de Wikipedia. ¿Y qué se pasan el fin de semana entero debatiendo? Si el vestido de novia de Kate Middleton debe o no debe tener su propia entrada. Un momento, que no es moco de pavo, cosa trivial, fruslería irrelevante, oigan.

Que la Wikipedia, como la Academia de la Lengua o cualquier otra institución que se precie, tiene su trasfondo. Miren: solo el 9% de los editores wikipédicos son mujeres. Ahí lo tienen. Brecha de género. Y Catalina, y su vestido, y el culo de Pippa, y la monarquía británica, por medio. El mismo cofundador del Vademecum internauta, Jimmy Wales, lo reconoció en su discurso de apertura, refiriéndose al vestidogate. Cuando "Vestido de novia de Kate Middleton" apareció el día de la boda fue inmediatamente nominado para su expulsión.

Los editores debatieron la pertinencia (o impertinencia) de tan alto reconocimiento a un trozo de tela blanca (aunque valorada en un riñón). "Esto es francamente trivial, y sin duda no es suficiente notable para Wikipedia", señaló un comentarista. "El hecho de la simple existencia de este artículo es un indicador de que los administradores de Wiki solo hacen el vago", señaló otro. El consenso final fue que el artículo se mantendría, por mor de su prolija y exhaustiva documentación. Y porque había antecedentes: el vestido de lady Di. El de Letizia, no. Por ahora.

Pulgares. El Comité Olímpico Italiano ha prohibido a los suyos el uso de las redes sociales durante los juegos. Quien se salte la norma se expondrá a multas de 100.000 euros. Si el Elíseo o el Congreso de los Diputados hubiesen impuesto la misma regla durante la campaña electoral o la Eurocopa, otro gallo habría cantado a Valérie Trieweiler y a Elena Valenciano. Hombre, es excesivo, pero la primera dama francesa ha pasado de reivindicarse como profesional y no casada ante Dios ni ante los hombres a dejar su twitter hibernando y admitir que se lo pensará dos veces antes de abrir la boca o darle al pulgar.

Más libertad tienen Kiko Rivera o Piqué que han convertido sus perfiles en un "la vida en directo" que diría Mercedes Milá. Rompen, se reconcilian o desmienten la ruptura o la reconciliación a golpe de dedo. Si a la telerrealidad la superó el hiperrealismo, esto debe de ser megarrealismo. O lo que sea.

Besos que se atragantan. Tres de la tarde. Informativo de Antena 3 Televisión. Vicente Vallés daba cumplida cuenta de que el Rey y el Príncipe, como funcionarios públicos que son, se bajan el sueldo el 7%, de la desbocada prima de riesgo o de los incendios en Canarias. Sin pestañear, sin titubear. Pero hete aquí que aparece en la pantalla una cancha de basket USA y, en la kiss cam, Barack Obama y Michelle. Y va Vicente Vallés y se atraganta. Y se atraganta Estados Unidos. Hasta la Casa Blanca sale a aclarar que Michelle no apartó la cara, que hubo beso. Un beso casto y dentro del matrimonio que no tiene ni punto de comparación con el de Iker y Sara, el ósculo de todo un país campeón, o con el del propio Barack y Hugo Chávez, una ilusión de Benetton, o el de Isabel Pantoja y Julián Muñoz en aquel Rocío, confirmación pública del amor de la tonadillera y el alcalde, de la unión de dos poderes fácticos, del oprobio de Maite Zaldívar. Aquello sí fue un beso... que se terminó atragantando.

Las esposas perfectas. No sé si vieron la película. Nicole Kidman, justamente ella, se rebelaba contra una organización que fabricaba "esposas perfectas", robóticas, pero, o quizá por eso, perfectas. Luego de Nicole, Katie Holmes también parecía la esposa perfecta para Tom Cruise. Pero se rebeló, como Nicole en la peli. Yolanda Pecoraro podría sucederlas a ambas. Es una joven actriz, y es ciencióloga. Así conoció a Cruise, en la inauguración de una iglesia en Madrid. Dicen que la Cienciología la ha bendecido para él. Pero también que Katie había sido "contratada" para interpretar su papel por cinco años. Vencido el plazo, ¿recuerdan el final de la película?

No inocentes. Ay, chica, Campanario, María José, qué inoportuna. Vas y posas en el Magazine de El Mundo cubierta de lentejuelas diciendo que has recurrido tu condena porque cómo vais tu madre y tú a quedar como culpables siendo inocentes y ¡zas!, va el Tribunal Supremo y reparte la sentencia confirmada. Un año y once meses. La cosa tiene dos lecturas. Una web rosa digital tituló primero Campa se libra de la cárcel para poco después aclarar a Campa le tumban el recurso. Y las ilusiones. Como los de la universidad esa privada donde estudiaba para dentista. Yo creo que María José se había hecho la idea de ir contra la uni cuando los jueces dejaran su expediente blanco inmaculado y pasarles por las narices las matrículas de honor que saca ahora, aunque sea para protésica. Los jueces del Supremo también cómo son, van y confirman que Mari Jose y Reme no son inocentes, sino culpables, aunque no vayan a pasar ni un día entre rejas, cuando están a punto Jesús Janeiro y su esposa de celebrar su décimo aniversario de boda y ella está concediendo entrevistas por ahí. Y dice cosas como que su matrimonio ha sido "un choque de trenes", que el torero tiene "un punto machista" y que es buen padre, buen marido y buen amante pero no buen amigo, y enerva a Belén Esteban. Beatriz Cortázar aclara que Campanario se da por vencida y no piensa seguir recurriendo, ni llegar a Estrasburgo ni nada. Tiene un aniversario de boda que preparar.

A Julián Muñoz se le detuvo en un operativo digno de un terrorista, de un mafioso. Malaya ha sido una farsa, una comedia, un drama y una tragedia. A Julián Muñoz se lo rifaría toda España. Lo dice Javier Saavedra, como buen abogado mediático -así lo requiere el caso- que es. Julián Muñoz fue a la cárcel por un acrónimo, por unas siglas, J.M., continúa Saavedra. Es verdad que J.M. podría ser Jorge Manrique, el de las coplas a la muerte de su padre, como confundió el letrado haciendo gala de tal condición. O millones de ciudadanos españoles, claro. Podría, incluso, ser José María, el exchófer de Rocío Jurado y Ortega y de Antonio David, que ese anda de condimento en todas las salsas. Pero José María Franco, que sabe de estos pero igual te graba a Bárbara Rey de confidencias, de momento ha conseguido el cese temporal de la convivencia (uy, ¿en qué estaría yo pensando?) de Rosa Benito en Sálvame de Telecinco. Este Franco se ha especializado en sacar de quicio y como la Benito ejerce de gallina clueca, de madre coraje -incluso de su cuñado, aunque su relación esté en entredicho- va y llega a las manos. ¿Y qué madre no lo haría?, que diría su amiga la Esteban.