Consciente de que ni el ámbito sanitario ni la sociedad atendía a las personas con acondroplasia como merecían, Pilar Cagiado, vecina de la localidad coruñesa de Ames, se unió a otras familias de afectados en 2006 para aunar fuerzas y luchar por no quedar "desamparados". Ahora ya son 19 familias procedentes de toda Galicia. Madre de Antón, de 11 años y 1,11 metros de estatura, lamenta que "el mundo no está adaptado para este tamaño". "Sacar dinero, llamar al timbre, subirse al autobús o incluso algún tipo de escaleras presentan problemas para ellos", indica y añade: "La calle no está adaptada para la gente con discapacidad y las cosas que sí, lo están para personas que van en silla de ruedas".

Pero lo que más le duele a esta coruñesa es no poder pasear por la calle con su hijo y pasar totalmente desapercibidos. "Todavía sales por ahí y todo el mundo se queda mirando, algo que no pasa con otras discapacidades. La situación no está normalizada. Nadie se queda mirando a alguien con síndrome de Down, pero sí a nuestros hijos por ser de talla baja", indica Pilar, quien añade: "Ellos de todas formas lo llevan mucho mejor que los padres". "Son niños que por la experiencia vivida maduran antes que los demás". "Eso me dice todo el mundo, que soy más maduro que los niños de mi edad", añade Antón, quien no tiene claro cuándo se dio cuenta de que era diferente aunque calcula que sería al comenzar Educación Primaria.

El pequeño lleva ya varias operaciones debido a las consecuencias de la acondroplasia que han provocado que tenga que aprender a andar por cuarta vez en su vida. Pese estos problemas, reconoce que tanto en el colegio como en casa todo son facilidades para hacerle la vida más sencilla. "En el colegio tengo el pupitre adaptado, además de tener un reposapiés y en casa tenemos adaptada la ducha o el lavabo", indica el pequeño, quien lamenta tener que estar siempre en primera fila en el cine o no llegar a los botones superiores de algunos ascensores, por ejemplo.

Su madre lucha junto a otras 18 familias de toda Galicia por eliminar todos los falsos mitos que todavía existen sobre la acondroplasia.