Están dispuestos a desmontar el tópico de que segundas partes nunca fueron buenas. A veces es por culpa de la crisis y las dificultades para encontrar un trabajo relacionado con lo que han estudiado; en otras ocasiones, por seguir una vocación que descubrieron tarde. El caso es que cada vez más licenciados y diplomados gallegos recurren a la FP para encarrilar su vida.

Aprender un oficio está de moda. La crisis hizo que los jóvenes mirasen hacia la FP para buscar una salida laboral con ciertas garantías. Las posibilidades estaban más a su favor, ya que los datos del año pasado aseguraban que la tasa de alumnos que encuentran trabajo después de sus estudios duplicaba a la de sus competidores diplomados y licenciados. El 54% de los formados en oficios firman el primer contrato de inmediato frente al 26% de los que se forman en las facultades.

Los jóvenes gallegos parecen haber olvidado viejas reticencias asociadas a la FP. En el curso 2008-2009 ya se daba la vuelta al marcador habitual y por primera vez la FP superaba a su rival. Este curso, la distancia se agiganta: seis de cada diez estudiantes han preferido matricularse en un ciclo formativo. En total, son 47.841 alumnos los que cursan este año estos estudios.

Y si bien hasta ahora también eran bastantes quienes se plantean la opción de estudiar una carrera cuando terminan la FP, la tendencia contraria, inscribirse en un ciclo tras acabar los estudios universitarios, va cogiendo fuerza. Quizás porque las estadísticas confirman que solo entre 2007 y 2009 la tasa de paro entre titulados universitarios se duplicó. En los últimos meses, además, se produce un fenómeno de sobretitulación que obliga a los universitarios a meter las tijeras a sus currículos para optar a un empleo.

En Galicia casi mil quinientas personas -en concreto, 1.419- se intentaron matricular este año en un ciclo formativo superior tras obtener el diploma que avala su formación universitaria, aunque los que pudieron inscribirse no llegaron ni a la mitad -un total de 617-. La mayoría de los que lograron una plaza se decantó por la modalidad a distancia -292-. La Xunta explica que, pese a que la oferta de plazas se eleve cada año, no se da abasto a la demanda. Además, los universitarios son los últimos en entrar, ya que primero se ofrece la oportunidad a quienes carecen de estudios superiores.

En todo caso, cada año son más quienes toman esta decisión, ya que en 2003 la cifra era solo de 40 matriculados, mientras que en 2011 ya era casi 200 y este año, es más del doble, aunque se produzcan abandonos. Este año ya van más de 50.

La Xunta no dispone de datos de ciclos medios, pero también en esos estudios recaban los jóvenes, y no tan jóvenes, que reconsideran sus opciones vitales. Las razones son variadas: en algunos casos porque descubren su vocación una vez que han obtenido el título universitario, en otros, porque sucumben a una atracción aparcada y, sobre todo, porque la coyuntura económica hace más difícil encontrar trabajo.

El caso de Yanet Pérez es una mezcla de ambas motivaciones. Esta arquitecta comenzó a estudiar en la Escola de Artes Pablo Picasso de A Coruña Artes Aplicadas da Escultura, un ciclo de grado superior, cuando su sector no había sido sacudido aún por la crisis. "Empecé a estudiar porque me apetecía", señala, "tenía ganas de hacer cosas y en la escuela disponía de medios". Además, el nuevo camino que elegía le permitía disfrutar de "hacer algo con las manos", por sí misma. "Y creo que se complementa, que no se estorba, con la arquitectura", alega.

Poco después de que empezara, llegó el parón a la construcción, y ahora obtener el título es un empeño personal. Ser arquitecto, dice, "ya no garantiza un trabajo, visto como está la crisis ahora". "Acabar este ciclo lo veo como una nueva puerta que se abre. Cuando ves que un camino es complicado, te tomas esto como una oportunidad", explica. Y a pesar de que reconoce que en el mundo del arte, "la cosa también está complicada", espera que su inversión dé frutos, aunque haya que "esperar a un año con mejor climatología".