La Comunidad de Madrid se sumó ayer a la Generalitat de Cataluña y comenzó a aplicar el pago de un euro por receta. La medida entró en vigor entre el enfado tanto de los ciudadanos, por tener que abonar la tasa, como de los farmacéuticos, por la carga burocrática que supone. No faltan usuarios que optan por la resignación, pues consideran que la medida ayudará a salir de la crisis. La norma ha logrado poner de acuerdo al Gobierno central y al PSOE. Ambos anunciaron la presentación de sendos recursos de inconstitucionalidad contra la misma.

Según los farmacéuticos, la mayoría de los clientes adquirieron ayer sus medicinas sin mayores objeciones, aunque algunos han rellenado los impresos destinados a iniciar un proceso de reclamación contra la medida.

El consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty, destacó la "normalidad" en el inicio de la aplicación de la tasa y justificó su implantación apelando a la crisis y a un sistema de financiación autonómica "muy injusto, que ha obligado a hacer un ajuste muy importante". Lasquetty añadió que su departamento ha establecido con esta tasa "un sistema muy similar al que existe en los grandes países europeos".

El consejero madrileño subrayó que están exentos del pago las personas con rentas más bajas y los medicamentos de precios inferiores a 1,67 euros. Para las personas que tengan que "tomar muchas medicinas a lo largo del año por sus enfermedades, se establece una exención a partir de la receta número 72", indicó