La llegada del frío afecta de manera directa al aspecto y a la salud de nuestra piel, primera barrera protectora ante las inclemencias del tiempo. Los cambios bruscos de temperatura o el viento producen una agresión a nuestra piel, que queda guardada en su memoria como sucede con las que provocan el sol u otros factores de épocas cálidas. Esta situación hace necesario aportar unos cuidados especiales que evitarán la aparición de la desecación, envejecimiento prematuro o capilares dilatados (cuperosis).

Los efectos del invierno provocan deshidratación y envejecimiento debido a la sensibilidad de la piel. La mayor o menor intensidad viene dada por la cantidad de agua y grasa presente en ella, siendo las que más lo sufren las pieles secas y finas. La piel seca se caracteriza porque su contenido lipídico es muy bajo, lo que provoca una pérdida excesiva de agua que genera tirantez, arrugas, escamas, etc. La piel fina o sensible se enrojece fácilmente y reacciona ante estímulos que a otras no les afectan, generando picores, enrojecimiento y descamación.

No debemos olvidar que, sea cual sea el tipo de piel, el rostro no es homogéneo, presentando la zona del mentón, la nariz y la frente más grasa que las mejillas o la zona preauricular, por lo que los cuidados requeridos van a ser diferentes.

A lo habitual imprescindible (limpieza, hidratación, revitalización y fotoprotección), debemos añadir una hidratación profunda de cara, cuello y escote por la mañana y por la noche con una crema de alta hidratación y factor de protección del 15 como mínimo. Tampoco deben olvidar el uso de una crema específica quienes presentan una piel sensible.

La Academia Española de Dermatología aconseja:

-Mantener una temperatura ambiental y una humedad adecuada, pues la piel se reseca haciéndose vulnerable a los ataques externos.

-Beber agua para mantener una hidratación corporal adecuada.

-Seguir una dieta sana y equilibrada. Comer frutas, legumbres, hortalizas, cereales y verduras habitualmente; sus vitaminas y antioxidantes son fundamentales para mantener la salud del organismo.

-Excluye el tabaco y el alcohol. Ambos son nocivos para mantener la juventud de tu piel.

-Haz ejercicio a diario. Elige el que más te convenga y no te busques excusas para no hacerlo. Siempre hay tiempo para ello.

-Duerme lo necesario. Descansa adecuadamente y relájate.

-Protege tus labios y el contorno de los ojos. La piel de esta zona es muy delicada y agradecerá tus cuidados preventivos. Elige un protector adecuado con filtro solar.

-Utiliza una buena crema de manos. No vale cualquiera. Consulta al especialista.

-No olvides el cuello y el escote. Necesitan cuidados, aunque se vean menos.

-Opta por mantener una temperatura adecuada del agua. No la calientes demasiado; es mejor que sea tibia.

-Aplícate jabones de pH neutro y en pequeña cantidad.

-Cuida también a los niños y a los ancianos porque son grupos de riesgo ya que su piel suele ser más sensible.

-No es exclusivo de las mujeres; los hombres necesitan también cuidarse. ¿Creéis que vuestra piel no sufre?

Recomendamos un tratamiento en cuatro pasos para tu cara, cuello y escote:

1-Limpiar, para eliminar las impurezas medioambientales y los restos del maquillaje. No debes usar productos agresivos, siendo recomendable elegir cosméticos adecuados a cada tipo de piel, sin alcohol y con extractos naturales. No es necesario que ejerzas mucha presión para conseguir una limpieza adecuada. Utiliza algodones de buena calidad y no abuses de las toallitas limpiadoras.

2-Tonificar, para refrescar la piel, cerrar los poros y eliminar rojeces. Evita los que contienen alcohol y elige los más suaves, que prepararán tu piel adecuadamente y sin perjudicarla. Puedes aplicarlo con la mano directamente.

3-Tratar. En este momento debes hidratar, nutrir, proteger, etc. Elige el más adecuado para tu piel y extiéndelo masajeando suavemente la superficie de tu piel. No olvides usar mascarilla de manera frecuente, ya que sirve para eliminar células muertas y suciedad más profunda, preparando la piel para cualquier tratamiento posterior.

4-Aplicar. Debes aprender a tratar tu cutis; hazlo de manera suave, sin brusquedad, repartiendo el producto adecuadamente y siguiendo las líneas de tu rostro. Es recomendable conseguir que el producto se absorba durante la aplicación y que no quede la sensación de que "sobra mucho".

En el mercado existen muchos puntos de venta que ofrecen productos cosméticos de gran calidad y aplicaciones diversas. A nivel del tratamiento, encontrarás un amplio abanico de posibilidades que te ayudarán a mantener tu piel sana: antioxidantes, vitaminas, minerales, etc. y con diferentes texturas y presentaciones. Para elegir el que más te conviene por sus propiedades y tus necesidades consulta al especialista y sigue sus consejos. No olvides que en las farmacias podrás encontrar muchas y muy interesantes opciones y a buenos profesionales que pueden asesorarte.