"Yo no soy nadie importante. No tengo cargos de nada. Soy una cara momentáneamente visible de un movimiento ciudadano que implica a miles y miles de personas", así empezó su comparecencia ante el Congreso de los Diputados la catalana Ada Colau, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, en la que llamó "criminal" a un representante de la banca. Sus palabras corrieron como la pólvora por las redes sociales y pasó a ocupar muchos minutos del espacio radiofónico y televisivo.

Algo similar como fenómeno de masas, más en las formas que en fondo, ocurrió con la madrileña Beatriz Talegón, que incendió el panorama mediático sacando los colores a los "no jóvenes" del partido socialista, por los límites a los que ha llegado la democracia, "con actos en hoteles de cinco estrellas y coches de lujo" mientras la sociedad espera con urgencia respuestas "que no les estamos dando".

Sobreactuación versus altruismo. Reivindicación frente a oportunismo. ¿Rebeldía? ¿Populismo? ¿Demagogia? ¿Inocencia? ¿Inexperiencia? ¿Desesperación? ¿Necesidad? Sin pelos en la lengua a la hora de expresarse, ambas han pasado del anonimato a estar entre las más reñidas en las tertulias televisivas, con incluso más de un programa diario. ¿Qué hay detrás de los discursos encendidos?

Para el catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona Emilio Prado, hay que distinguir entre Colau y Talegón. La primera, que trabaja desde 2009 en la defensa del colectivo afectado "por la estafa de las hipotecas", según sus palabras, es "el gran altavoz mediático" de las personas perjudicadas por los desahucios, que persigue un objetivo claro para defender a un colectivo de afectados y que de momento se materializa en la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) y el germen de una futura ley en la que mucha gente ha puesto las esperanzas para salvar sus casas. En el caso de la secretaria general de la Unión Internacional de las Juventudes Socialistas "hay un elemento que es la ruptura de lo normativo en el interior de la organización, que nadie se lo espera y se puede entender como protagonismo mediático". "Ese discurso crítico desde las bases puede puede ser castigado incluso por el partido, visto como disidencia, que la estigmaticen como una persona no de fiar dentro de la organización", comenta Prado.

¿Por qué triunfan dichos mensajes? Porque en la actual situación de crisis la gente necesita oír más que nunca "mensajes de esperanza y de salvación". Según el profesor de Comunicación Electoral de la Universidad de Vigo Xosé Rúas, está relacionado con "el imaginario colectivo: tiene que ver con demandas que firmaría cualquiera". "Hay una parte racional en los mensajes, ya que lo que se reivindica entra dentro de la lógica que todos desean para el bienestar ciudadano, por eso no se entiende que los políticos no lo lleven a cabo y hay otra parte muy importante de conexión emocional, que es la base de la persuasión actual, que se vincula con los relatos clásicos, el narrador de historias", expresa Rúas, que habla de "revolución social larvada", la situación actual en la que la gente busca desesperadamente respuestas: "por eso los políticos temen a iniciativas como 'rodea el congreso', porque es la representación de la desafección política, del ya no nos representáis". "Y esa contestación a mensajes de este tipo podría llegar a más si pasa del bar a las calles, como está ocurriendo con las protestas, y de ahí a las urnas".

"Creo que es un discurso oportunista. En política, como en el mercado, hay gente que está esperando su momento y dice, ¡esta es la mía! En otra situación no se les habría hecho caso pero con la crisis sí", apunta el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago Miguel Anxo Bastos, quien se muestra rotundo: "Desde la Edad Media ha habido predicadores que aprovecharon los tiempos de crisis para vender sus discursos". "Hay mucho de demagogia, claro, como también es de toda la vida que los jóvenes hagan un discurso contra los mayores. Porque, en el caso de Talegón, ¿qué pide exactamente? ¿No es demagógico hablar de hoteles de cinco estrellas, cuando a lo mejor es por aforo o se ha negociado el precio y sale mejor que en otro de menos estrellas? Además, tengo entendido que ella misma vive o vivió en Austria y su salario es bueno y pertenece al aparato del partido", añade.

El catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid Fermín Bouza Álvarez considera que la contestación social mayoritaria a este tipo de mensajes "es el comienzo de una desafección política muy grande, por eso no es extraño que alcancen ese eco, y las redes sociales se encargan de multiplicarlo, así como los propios partidos políticos, al atacar o al apoyar". "Es como una caja de resonancia", apunta.

"Es el momento de decir algo porque todo lo que digas nunca tendrá una resonancia como la que tiene ahora, resuena más que nunca. Una de ellas cuestiona un tema tan fuerte como el de los desahucios y Talegón habla desde el interior de un partido en el que mucha gente ha puesto sus esperanzas y las sigue poniendo y no acaban de ver claro el futuro cuando hay muchas expectativas", comenta Bouza Álvarez: "todo lo que diga esta chica o cualquier niño de pecho o de chupete va a tener una resonancia parecida".

En este camino de crisis económica y de las instituciones políticas, ¿qué fue del 15-M?. "Empezó como algo reivindicativo y fue también un paso político. Pero ahora estamos en un momento distinto. La crisis se ha vuelto muy aguda y no es el tipo de discurso al que la gente podría darle publicidad. El 15-M era un mensaje para intentar modernizar el panorama y, a estas alturas, las cosas se han puesto tan clásicas que las soluciones que se buscan también han de ser clásicas", describe Bouza Álvarez. Para el experto en Sociología el tema no es No a la Política así en general sino que si algo quiere cambiarse ha de ser "necesariamente desde la política, desde dentro". "Donde se corta el bacalao es dentro y si uno quiere hacer algo y plantear soluciones tiene que meterse en ese círculo", comenta Fermín y realmente sería el caso de Colau, expresándose en el propio Congreso, o de Talegón, desde las juventudes de un partido político. Es por ello que corren el riesgo de ser criticadas por oportunismo. "Salen para llamar la atención, quieren protagonismo... Es que si alguien se mete en política es para destacar y llegar al poder, si no se dedicarían a otra cosa", apunta Rúas.

Para el profesor de Propaganda Política de la Universidad de Vigo Alberto Pena, "Beatriz Talegón ha sido oportunista porque si quería realizar una crítica a sus colegas de partido (su poder no es muy real) podría haberlo hecho desde dentro, sin necesidad de hacer daño a la familia socialista". "Se subió a una ola que ella misma provocó, se aprovechó de una situación que le supuso una imagen, un rédito. Está claro que lo importante para cambiar la situación no es hablar de un hotel de cinco estrellas ni de cuatro... Los cambios han de ser otros, de mayor calado, más allá de deseos e ideas", expresa el profesor Pena, quien añade que en el caso de Colau también "hace propaganda de carácter social, conectando con la gente en un tema que preocupa; incluso lo de llamar criminal puede formar parte del juego político y propagandístico".

"El 15-M es el regalo más grande que ha hecho la democracia. Es una pregunta, no una respuesta. Sería difícil ver el éxito de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) sin un 15-M antes. Ha sido un revulsivo", expresa el doctor en Ciencias Políticas y profesor en la Complutense Juan Carlos Monedero.

Nunca hay un proceso constituyente sin darse previamente uno destituyente. Quiere decir con esto Monedero que el 15-M ha servido para que mucha gente se hiciese preguntas y abriera los ojos: "No ha ganado ninguna batalla pero ha participado en todas las peleas".

El hecho de que los movimientos sociales de apoyo a los desahuciados funcionen como están funcionando se debe, en gran parte, a la apertura del camino "por los indignados", remarca el profesor de la Complutense.