Difícilmente puede convertirse en un éxito del ecosistema digital que medio mundo esté pendiente de una chimenea. El cónclave para elegir al Sumo Pontífice forma parte de una liturgia analógica. Ayer, todavía sin datos oficiales, parecía muy claro que la fumata blanca no había congregado a tantos seguidores en YouTube como el salto al vacío de Baumgartner. Las redes sociales sí echaron humo con el Papa, pero abonaron más la rumorología, el despiste y el chiste.

Lo que más se movió por Twitter o Facebook fueron fotomontajes del Papa o ingeniosos juegos de palabra. La nacionalidad argentina de Bergoglio y la proximidad del 4-0 del Barça-Milan dio pie a que muchos tiraran de Photoshop y colgaran imágenes de un Papa con la cara de Messi. La otra variante era utilizar a Maradona y jugar con el nuevo Papa mostrando pancartas en las que se podían leer frases como "Maradona es Dios". Bajo la etiqueta #primeraspalabrasdelPapa también se encadenaron más bromas. La eficacia de las redes sociales para filtrar el nombre del nuevo Papa fue nula. Los usuarios de Twitter alimentaron durante media hora que el elegido había sido Angelo Scola.

La red sirvió para airear las denuncias sobre el pasado del nuevo Papa, ligándolo a la dictadura argentina y posiciones homófobas. El Vaticano se apresuró para reactivar la cuenta @Pontifex. El primer tweet fue un escueto "HABEMUS PAPAM FRANCISCUM".