Ni las asociaciones de padres y madres de alumnos de colegios públicos (Confapa) ni la Consellería de Educación son partidarias de introducir en los colegios gallegos el tupper con comida casera, existiendo una red de comedores escolares como la actual, sean de gestión directa de la Xunta, con servicio de catering o dirigidos por las propias ANPA.

Los padres y madres de alumnos se oponen "rotundamente" a la tartera porque lo consideran un "ataque a la educación pública", creando diferencias entre alumnos que puedan abonar el comedor y los que no, en caso de que existan progenitores que, por un criterio económico (en la mayoría de los casos), decidan solicitar llevar la fiambrera de casa, como ya ocurre en Madrid y Cataluña. Educación considera que "no será necesario" en la comunidad gallega tirar de esta alternativa, no obstante, avanzó que de cara al próximo curso regulará el uso del tupper porque, de darse algún caso, debe existir una normativa a la que agarrarse. En todo caso, descarta cobrar una tasa por comer de tartera en el cole; las comunidades que ya han regulado este tema cobran a los padres entre 3 y 3,8 euros.

El aumento del copago del comedor escolar anunciada la semana pasada por la Consellería de Educación, que deja de ser gratis para un 34,25% de usuarios (se mantiene la gratuidad en el 56% de las familias) con cuotas de entre uno y 4,5 euros al día por menú, abrió la puerta al uso del tupper en los colegios para el próximo curso. Administración, centros, asociaciones de padres y madres y, en definitiva, la comunidad educativa generaron en los últimos días un debate, el del tupper, hasta ahora inexistente en Galicia; tema que despierta fantasmas, provoca desconfianza y que cabe analizar desde distintos prismas:

Derecho de tartera. ¿Puede un alumno llevar la comida de casa al colegio si los padres así lo deciden? "Por supuesto", contestó ante la duda la pasada semana la Consellería de Educación. "La Administración no puede prohibir que un alumno lleve un tupper, pero debe garantizar que esa comida elaborada en el hogar no se mezcle con la elaborada en los centros (en el comedor)", concretó el departamento educativo ante la alarma generada. Es por ello que Educación sacará una instrucción de cara al próximo curso para regularlo porque, aunque las asociaciones de padres y madres, como regla general, se niegan a admitirlo, puede haber progenitores que por su cuenta lo pidan en el colegio. A día de hoy, según el secretario xeral de Educación, Jesús Oitavén, no hay constancia de que existan casos. La Xunta espera que la repercusión de esta alternativa sea mínima o limitada, según apuntó varias veces en los últimos días.

E¿Comer separados? Es la ley de seguridad alimentaria la que no permite mezclar la comida casera con la del comedor, por una cuestión de trazabilidad, calidad y garantías. ¿Quién se hace responsable de un menú casero en una tartera en caso de algún problema de caducidad, por ejemplo: el comedor (que no lo cocinó), la dirección del colegio (por ser el lugar en donde se come), los padres (que cocinan el contenido de la tartera)...? En virtud de esa legislación, según el departamento educativo, habrá que habilitar espacios en los colegios, al margen del comedor, para que los alumnos que lleven fiambrera (en caso de existir) puedan comer, ajustando así cada uno de los elementos a la normativa vigente.

E¿Riesgos? De acuerdo con la Ley 17/2011 de seguridad alimentaria y nutrición, "ante un riesgo de intoxicación" la Administración debe velar por que la comida que se sirve en el centro educativo "tenga todas las garantías y que, además, sea saludable". "Los comedores públicos se someten a controles sanitarios, las empresas (catering) cumplen los protocolos de inspección y seguridad y los menús son equilibrados", añade Oitavén.

Diferencias. En todo caso, el hecho de comer separados en función del servicio de menú del comedor o la tartera de casa asusta a la comunidad educativa, que ve en esta doble alternativa "un camino hacia las diferencias sociales" y "un golpe a la calidad de la educación pública". ¿Será un estigma para escolares hacer uso del tupper; por el mero hecho de llevar la comida de casa o por tener que comer separados? Quizás si son minoría, ¿y si son mayoría?, pensando solo en hipótesis a estas alturas. ¿El uso del tupper estará vinculado a dificultades económicas o habrá padres que opten por esta vía para controlar el propio menú de los niños y, además, a coste cero? En la Comunidad de Madrid la regulación del tupper causó rechazo y hubo manifestaciones en contra de la medida puesta en marcha en su día por el equipo de Esperanza Aguirre. El análisis general que trascendió fue de "retroceso" en el sistema público.

Conciliación. Por primera vez la Xunta desvincula el servicio de transporte escolar del de comedor. Las ANPA temen que sea un handicap a la hora de conciliar, si al mediodía algunas familias tienen que ir a buscar a los niños al colegio.

Colegios. Las direcciones de los colegios desconocen qué tareas más tendrían que asumir si hay alumnos que lleven tupper. En la actualidad, la Xunta permite contratar a asistentes de comedor para ayudar a la hora de comer. ¿Se necesitarían más?

Con la ampliación del copago anunciada por la Consellería de Educación para el próximo curso, que "redistribuye los tramos", las familias con un hijo empiezan a abonar el comedor a partir de los 1.500 euros de renta neta mensual y, si tienen dos niños, a partir de los 2.000 euros de ingresos. En caso de hogares monoparentales abonarán por menú un euro al día a partir de los 1.000 euros de salario. Confapa espera que la Consellería de Educación rectifique y no aplique finalmente dichos tramos de pago y para ello ha solicitado un encuentro al departamento educativo. En caso de llevar tartera al colegio la Xunta no cobrará una tasa, según indicó el conselleiro Jesús Vázquez. En Cataluña los padres abonan tres euros al día y en Madrid 3,8 euros en concepto de vigilancia, uso de las instalaciones, neveras, microondas luz, agua y limpieza.